tag:blogger.com,1999:blog-91417042024-03-23T19:23:18.182+01:00Tradición ClásicaA Blog dedicated to the Classical Tradition (influence of Greek and Roman culture on the modern Western world): notes, examples, commentaries, discussions. IBSN 30-48-327-363Gabriel Lagunahttp://www.blogger.com/profile/08360042468628385481noreply@blogger.comBlogger81125tag:blogger.com,1999:blog-9141704.post-47331989749135610082008-06-07T22:42:00.013+02:002008-06-22T20:54:10.149+02:00Antonio Ruiz de Elvira<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhGTSXyhRdks8LG8Vg_Y4RotgWksQogaK7TGfwbquWuTQHAGRO0eDy0NUkPlVU7ao-2eK_IQLXQk8DEDuuqxvgs3XOrqs6U8uXJMxgj9us3FJqM41xLE_3S1A0e34RQfjiAarcvWw/s1600-h/elvira.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5214282604637150498" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; CURSOR: hand" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhGTSXyhRdks8LG8Vg_Y4RotgWksQogaK7TGfwbquWuTQHAGRO0eDy0NUkPlVU7ao-2eK_IQLXQk8DEDuuqxvgs3XOrqs6U8uXJMxgj9us3FJqM41xLE_3S1A0e34RQfjiAarcvWw/s400/elvira.jpg" border="0" /></a>Ha muerto no hace muchos días el gran filólogo clásico español Antonio Ruiz de Elvira (1923-2008). Precisamente en mi <a href="http://tradicionclasica.blogspot.com/2008/04/vaya-par-de-manzanas.html"><em>post</em> anterior</a> citaba y recomendaba yo un artículo suyo. Tuve el privilegio de tratarlo algo (menos de lo que me habría gustado) y, sobre todo, siempre he aprendido mucho con sus escritos. Así que no es mi propósito redactar su necrológica, ni su biografía, sino solo rememorar algunos rasgos de su personalidad intelectual y humana, con los datos y recuerdos (personales o de lecturas) que pueda aportar. Además, el propio Ruiz de Elvira redactó un esbozo de autobiografía, que insertó en su libro <em>Estudios mitógráficos</em> (al que me referiré enseguida). Por lo visto, estaba preparando también una autobiografía completa, que no sé si llegaría a terminar y si será, finalmente, publicada.<br /><br />Era un gran filólogo clásico de la antigua escuela, dotado de una sabiduría enciclopédica y, al mismo tiempo, de una exquisita sensibilidad estética y de un estricto sentido moral. Era tremendamente culto y curioso; escribía y disertaba sobre un amplio espectro de ámbitos humanísticos: literatura clásica, pero también mitografía, filosofía, historia, arte y música (su gran pasión). Era un experto musicólogo y un buen músico. Siempre iba a la ópera con la partitura de la obra representada. Consideraba la zarzuela un género más valioso musicalmente que la ópera. Desde esta altura de miras intelectual (hoy hablaríamos de interdisciplinariedad), estimaba que la cultura clásica constituía una unidad cultural grecolatina que, a su vez, formaba un todo con la cultura occidental europea (en estos tiempos de necio multiculturalismo orientalizante, él tenía muy claro el valor cultural e ideológico de la civilización occidental). Siendo un gran latinista, manejaba igual de bien las fuentes y textos griegos, había traducido a Platón, y no compartía la separación (que algunos hoy propugnan estólidamente) entre estudios latinos y griegos. Era, sobre todo, un ejemplo de cultura y erudición humanística (en amplio sentido), frente a la cortedad de miras, cuando no flagrante ignorancia, que hoy prevalece en los estudios clásicos en España, también entre muchos catedráticos. Era un elitista (en el sentido más noble de la palabra), políticamente muy incorrecto (en estos tiempos de imbécil corrección política), independiente y libérrimo (sin integrarse en banderías ni dirigirlas). Le gustaba llamar a las cosas por su nombre: no podía entender esa actitud <em>fashionable</em> de respetarlo todo, ya que aseguraba que en el mundo había que respetar lo respetable, y no respetar lo no respetable. En un tiempo en que el marximo y el psicoanálisis freudiano eran aceptados como dogmas de fe por la <em>intelligentsia</em>, él tuvo la clarividencia de valorar el pensamiento de Freud y de Marx como lo que son, supercherías intelectuales que él denominaba "zafias ruedas de molino" (hoy ya se ha dado cuenta casi todo el mundo).<br /><br />Despreciaba la mediocridad y la grosería, considerando que son males que predominan en el mundo sobre los valores positivos. Pero también creía en tres ideales que hacían la vida digna de ser vivida: la belleza, la justicia y la libertad. Antonio Ruiz de Elvira era un hombre tremendamente conservador, como crítico textual y en su ideología política (algún día debería hacerse un estudio sobre la correlación o no entre ambas facetas). En crítica textual, era reacio a introducir en el texto conjeturas que alteraran la lectura transmitida por los manuscritos. Veneraba el testimonio de los manuscritos como si éstos fueran sagrados. Si yo tuviera que quedarme con dos obras, de su numerosa producción científica, éstas serían su magnífica <em>Mitología Clásica</em> (el mejor tratado global publicado en España sobre la cuestión y que supera, además, a muchos manuales extranjeros) y su edición de las <em>Metamorfosis</em> de Ovidio, con traducción española (la mejor traducción al castellano de las <em>Metamorfosis</em>) y densas notas, editada en la colección Alma Mater. Además publicó muchísimos artículos monográficos, bastantes de los cuales están recogidos en las siguientes dos recopilaciones:<br /><br /><ol><br /><li>Antonio Ruiz de Elvira, <em>Silva de Temas Clásicos y Humanísticos</em>, Murcia: Universidad de Murcia, 1999.</li><br /><br /><li>Antonio Ruiz de Elvira, <em>Estudios Mitógráficos reunidos en homenaje al autor por sus discípulos</em>, Madrid: Servicio de Publicaciones de la Universidad Complutense, 2001.<br /></li></ol><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhlSa8guEAQuIjFfMLqOtK8FmyyIwTfQcnraQs-wJ1nQicExiK_MyLMtVHXvzmblW-xvd0NuL-ZYHOPuBeyvN6fTXHMSiEGuskFJfH3bWLkCdwYqMSkrI1vfDWILobfSmv-NP-xHw/s1600-h/librosdeelvira.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5209244337795727266" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhlSa8guEAQuIjFfMLqOtK8FmyyIwTfQcnraQs-wJ1nQicExiK_MyLMtVHXvzmblW-xvd0NuL-ZYHOPuBeyvN6fTXHMSiEGuskFJfH3bWLkCdwYqMSkrI1vfDWILobfSmv-NP-xHw/s400/librosdeelvira.jpg" border="0" /></a><br />Cuando lo invité a impartir una conferencia en un Curso de Verano organizado por mí en Mérida en el 2001, con el título (la conferencia, no el curso) de “La mitología clásica en la música”, me regaló un ejemplar de los <em>Estudios Mitógráficos...</em> y estampó esta dedicatoria afectuosa: "A Gabriel Laguna, como agradecido recuerdo de estas jornadas de Mérida, con todo mi afecto. 12-VII-2001. Antonio Ruiz de Elvira".<br /><br /><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiUEflXvcgTBb_Og3yAJpd6DPVgnL_vtGW8uy41hEiNUJhyphenhyphenxtuo94QP-sp4oft6y7yb4W9LLfuU-zBwEEFCaRxpCMm0YMubcerxX1zkMf8Ub0D5fU4vpWY9NJTwK1yLIxIq1avhZg/s1600-h/dedicatoriaelvira.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5209243598096229474" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiUEflXvcgTBb_Og3yAJpd6DPVgnL_vtGW8uy41hEiNUJhyphenhyphenxtuo94QP-sp4oft6y7yb4W9LLfuU-zBwEEFCaRxpCMm0YMubcerxX1zkMf8Ub0D5fU4vpWY9NJTwK1yLIxIq1avhZg/s400/dedicatoriaelvira.jpg" border="0" /></a><br /><br />Así que guardo ese libro como oro en paño. El otro libro de recopilacion, la <em>Silva</em>, lo adquirí en Valencia, en Octubre del 2007, cuando visité la ciudad del Turia (bueno, ya no hay Turia que pase por Valencia) con ocasión del Congreso Español de Estudios Clásicos. Esperaba también tener ocasión de pedirle que me lo dedicara, la próxima vez que coincidiéramos. Ya no habrá tal ocasión.<br /><br />Una de las cosas que más llamaba la atención de don Antonio era su estilo, tanto en sus escritos como en las conferencias que impartía. Su artículos y libros contienen oraciones que se extienden por dos o tres páginas, con subordinadas, resubordinadas, aclaraciones, paréntesis y digresiones, pero sin perder nunca el hilo sintáctico de la oración ni incurrir jamás en anacoluto. En sus disertaciones académicas rara vez se ceñía al tema. Cuando lo invité a impartir la lección que ya he mencionado, recuerdo que nos ilustró sobre lo divino y lo humano, nos contó anécdotas, digresiones, incisos y observaciones miles, hasta que excedió el tiempo asignado sin haber entrado prácticamente en el tema. Algunos tildarán este estilo de barroco y farragoso. Yo creo que su sintaxis era muy compleja y organizada, como manifestación de una mente igualmente compleja y organizada. El aserto de Séneca le cuadraba estupendamente: <em>Talis hominibus fuit oratio qualis vita</em>, "Tal fue el estilo de los hombres, como su vida" (<em>Epístolas</em> 114.1). Lo mismo pensó, siglos después, Robert Burton, el autor de la <em>Anatomía de la Melancolía</em>: <em>stylus arguit virum</em> ("el estilo pone en evidencia al hombre").<br /><br />Ha muerto Antonio Ruiz de Elvira. Y, con su muerte, el paisaje intelectual de la Filología Clásica en España queda más desolado y yermo.Gabriel Lagunahttp://www.blogger.com/profile/08360042468628385481noreply@blogger.com25tag:blogger.com,1999:blog-9141704.post-29509097481353928652008-04-25T23:43:00.009+02:002008-04-28T11:30:37.616+02:00¡Vaya par de manzanas!<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjOxqG0ehSrYQ_F_PONFAtG8QRj0KIyZNpkGPzIpQDuoVCFNlqwa1rT2vlx62ptrQ_hXjwNk12fgiWBB5g7w10ZfMz4e-tYoki5sTaUNSrsi4lOMkx5pDwuf5fXY67NKT0VJ28dzA/s1600-h/detallecollar.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5193307043666961298" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjOxqG0ehSrYQ_F_PONFAtG8QRj0KIyZNpkGPzIpQDuoVCFNlqwa1rT2vlx62ptrQ_hXjwNk12fgiWBB5g7w10ZfMz4e-tYoki5sTaUNSrsi4lOMkx5pDwuf5fXY67NKT0VJ28dzA/s400/detallecollar.jpg" border="0" /></a><br /><div></div><div></div><div>Tanto la concha como la manzana son atributos de Afrodita (o de Venus) y, por tanto, símbolos eróticos para los antiguos griegos y romanos (*). Una posible motivación de este simbolismo es el parecido morfológico de la concha con los genitales femeninos y de la manzana con los senos. Así, en español de Sudamérica, “concha” es un término obsceno, y por eso los hispanohablantes latinos quedan realmente chocados cuando oyen tan frecuentemente en España este término como nombre propio de mujer; en el español de España, concha no tiene connotaciones obscenas, pero sí “almeja”. Por su parte, no es muy frecuente que llamemos “manzanas” a los pechos de la mujer en español: preferimos, no sé muy bien por qué, “peras”. En este <em>post</em> nos centraremos en la manzana (latín <em>malum</em>, griego <span style="font-family:Gentium, Palatino Linotype, Arial Unicode MS;">μῆλον</span>) como símbolo erótico.<br /><br />En latín y en griego, “tirar manzanas a alguien” (normalmente, a una chica) equivale a declararle amor. En latín se diría <em>petere malis quandam</em>, y la expresión sería equivalente a la nuestra “tirar los tejos a alguien” (cuyo origen, por cierto, desconozco). Por otro lado, la manzana como símbolo erótico tiene bastante importancia en algunos episodios míticos de la Mitología Clásica, en los que no me voy a detener ahora: el de Hipómenes y Atalanta, el de Aconcio y Cidipe, y el Juicio de Paris, donde aparece la famosa manzana de la Discordia (sobre el Juicio de Paris <a href="http://tradicionclasica.blogspot.com/2008/01/rubens-y-la-tradicin-clsica-ii.html">sí conté algo aquí</a>; y en el cuadro de Rubens puede apreciarse la manzana en la mano de Mercurio).<br /><br />Me interesa recordar ahora el uso de la manzana como símbolo de belleza efímera, en el contexto del tópico literario del <em>carpe diem</em>. Lo que me ha evocado este tópico es el visionado de un curioso video, "Rotting apple" ("manzana pudriéndose"), que circula por Internet y muestra los estragos que el simple paso del tiempo provoca en una fresca y apetecible manzana:<br /><br /><embed src="http://www.youtube.com/v/IRiwXMeKoGk&hl=" width="425" height="355" type="application/x-shockwave-flash" wmode="transparent"></embed><br /><br />No es muy descabellado ver en este video una parábola de que la vida humana (y, específicamente, la belleza femenina) es un bien efímero, igual que la frescura de la manzana. Pues bien, he rastreado si se documentaba la manzana en relación con el tópico del <em>carpe diem </em>en la literatura clásica. Como se recordará, el motivo del <em>carpe diem</em> insta a gozar de la juventud y de la belleza, antes de que lo impida el paso del tiempo, la llegada de la vejez y la muerte. Normalmente el tópico del <em>carpe diem</em> se presenta con imágenes y paralelos pertenecientes al ámbito vegetal: así, se suele comparar la belleza efímera con flores, rosas, cosechas, verduras. He encontrado dos epigramas (breves poemas escritos en dísticos elegíacos) en que el sujeto lírico recurre precisamente a la mención de la manzana como paralelo de belleza efímera, con el propósito de convencer a la destinataria del poema a corresponder a su amor y aprovechar la lozanía de la juventud. Ambos epigramas pertenecen al libro V de la <em>Antología Palatina</em>, y están atribuidos (probablemente sin fundamento) al mismísimo Platón, el filósofo:<br /><br /></div><blockquote><em>A.P.<strong> </strong></em>V 79:<br /><br /><span style="font-family:Gentium, Palatino Linotype, Arial Unicode MS;">Τῷ μήλῳ βάλλω σε· σὺ δ' εἰ μὲν ἑκοῦσα φιλεῖς με,<br />δεξαμένη τῆς σῆς παρθενίης μετάδος.<br />εἰ δ' ἄρ', ὃ μὴ γίγνοιτο, νοεῖς, τοῦτ' αὐτὸ λαβοῦσα<br />σκέψαι τὴν ὥρην ὡς ὀλιγοχρόνιος. </span><br /><br />Te lanzo una manzana: y tú, si accedes a quererme,<br />acéptala y entrégame a cambio tu virginidad.<br />Pero si piensas lo que ojalá no pienses, tómala igualmente<br />y reflexiona qué efímera es la mocedad.<em><strong><br /><br /></strong>A. P.</em> V 80:<br /><br /><span style="font-family:Gentium, Palatino Linotype, Arial Unicode MS;">Μῆλον ἐγώ· βάλλει με φιλῶν σέ τις. ἀλλ' ἐπίνευσον,<br />Ξανθίππη· κἀγὼ καὶ σὺ μαραινόμεθα.</span><br /><span style="font-family:Gentium, Palatino Linotype, Arial Unicode MS;"></span><br />"Soy una manzana: quien te ama me lanza a ti. Pues dile que sí,<br />Jantipa: yo, igual que tú, nos marchitamos." </blockquote><div>Creo que los dos epigramas son comentarios precisos sobre el significado del video. O, dicho de otra forma, el video es una ilustración gráfica, moderna, de los dos poemas antiguos. Hay muy pocas cosas que los clásicos no pensaran antes que nosotros. Salud, y a comer todos manzanas ("an apple a day, keeps the doctor away").<br /><br />(*) Puede verse <em>on line</em>, <a href="http://www.ucm.es/BUCM/revistas/fll/11319062/articulos/CFCL0101330055A.PDF">aquí</a>, un estupendo artículo sobre el tema: Antonio Ruiz de Elvira, "La concha de Venus y la manzana de la Discordia", <em>Cuadernos de Filología Clásica: Estudios Latinos</em> 1 (2001), pp. 237-244.<br /><br />Technorati tags: <a href="http://technorati.com/tag/classical+tradition" rel="tag">Classical Tradition</a>, <a href="http://technorati.com/tag/apple" rel="tag">apple</a>, <a href="http://technorati.com/tag/Plato" rel="tag">Plato</a></div>Gabriel Lagunahttp://www.blogger.com/profile/08360042468628385481noreply@blogger.com18tag:blogger.com,1999:blog-9141704.post-10958550968498739392008-04-06T19:39:00.007+02:002008-04-06T21:22:49.963+02:00Para qué sirve el Latín (II)Pretendo continuar ahora el <a href="http://tradicionclasica.blogspot.com/2006/05/para-qu-sirve-el-latn-o-cmo-decir-en.html"><em>post</em> </a>que publiqué, hace bastante tiempo, sobre el tema <a href="http://tradicionclasica.blogspot.com/2006/05/para-qu-sirve-el-latn-o-cmo-decir-en.html">"Para qué sirve el latín (...o cómo decir en latín te quiero)"</a>. Comentaba allí que el latín, a pesar de que se conoce y estudia cada vez menos, goza paradójicamente de mucho prestigio en la sociedad moderna, si bien en los aspectos más insospechados. Se usa, sobre todo, como lengua vehicular de tatuajes. Para ese fin suelo recibir muchas solicitudes de traducción. Y ponía algunos ejemplos en aquel <em>post</em>.<br /><br />Pues bien, resulta curioso que cuánto más nuestras eximias autoridades políticas pretenden defenestrar el latín de los planes de estudios (tanto en la universidad como en bachillerato), más se recurre al latín, con conocimiento de causa o sin él, para las más variopintas acciones humanas.<br />Por ejemplo, para nombrar empresas y productos comerciales. Últimamente se han puesto de moda los nombres de empresas con terminación en <em>-alia</em>: <strong>Localia, Navegalia, Envialia, Aceralia</strong>. Pero la cosa viene de antiguo. La emblemática marca de coches de Suecia no usó un vocablo en su hermosa y difícil lengua patria para denominar sus coches, sino uno latino, y además bastante banal: <strong>VOLVO</strong> (que significa simplemente "yo ruedo"; pues qué bien, qué menos en un coche). Siguiendo en el sector automovilístico, una marca de piezas de automóviles se llama <strong>VALEO</strong>, otro verbo en primera persona del singular del presente de indicativo: "yo valgo" (es un alivio saber que esas piezas efectivamente "valgan" como recambios en nuestros coches). Los relojes <strong>FESTINA</strong> están declarando que adelantan o, al menos, están provocando prisa y estrés en sus acelerados portadores, si tomamos <em>FESTINA</em> como el imperativo del verbo <em>festinare</em>, "apresurarse". Una cadena de empresas inmobiliarias se llama <strong>DANAE</strong>: me parece muy elegante este nombre, que en la mitología griega es el de la princesa argiva hija del rey Acrisio (<a href="http://tradicionclasica.blogspot.com/2005/05/no-sepas-lo-que-pasa.html">ya conté la historia</a>), pero no puedo evitar sospechar que los pisos que venden estas inmobiliarias tengan goteras. Y hablando de aguas y de baños, se suele denominar <strong>SPA</strong> a un establecimiento de baños o balneario, y circula el bulo de que este término es supuestamente un acrónimo de la expresión latina <em><strong>S</strong>ALVS <strong>P</strong>ER <strong>A</strong>QVAM</em> ("salud [obtenida] a través del agua"); en realidad, <a href="http://en.wikipedia.org/wiki/Spa,_Belgium">Spa es el nombre de una ciudad belga</a>, famosa como centro termal desde la época romana. Por extensión y antonomasia, el nombre SPA ha pasado a designar este tipo de establecimientos, ya desde que a finales del siglo XVI el doctor Timothy Bright llamara el "Spa inglés" ("The English Spaw") a un emplazamiento termal en Yorkshire.<br /><br />A veces, la publicidad no duda en usar mal expresiones o términos latinos para anunciar productos y marcas. Un caso curioso que he visto últimamente se basa en la celebérrima expresión atribuida a Julio César: <em>veni, vidi, vici</em>. César, tras derrotar en el año 47 a.C. en la batalla de Zela a Farnaces II, rey del Ponto, envió un mensaje lapidario al senado romano, en lo que es probablemente el parte de guerra más corto que se haya redactado en la historia:<br /><br />VENI VIDI VICI<br />("llegué, vi, vencí")<br /><br />La anécdota la cuenta Plutarco (<em>Vida de César</em> 50.3-4), transmitiendo las palabras de César en griego (no porque César las pronunciara en griego, sino porque Plutarco escribió en griego). Y Suetonio informa (<em>Vida de César</em> 37.2) más bien que César hizo desfilar un cartel con esa inscripción (ahora sí, en latín) en el triunfo que celebró en Roma por la victoria citada. Popularmente, en el entorno hispánico, se suele citar la frase incorrectamente: <em>vini vidi vinci</em> (o algo así). Pues bien, los sesudos publicistas recurren a esta deformación para anunciar un medicamento antigripal:<br /><br /><br /><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhN0NQc7Efmx_cgTDJPkeTQRWdamWt47T2ozpfMVBq0sejsLgVhfxJQF4AHMV-gteQGT-Hxsvh6DPtuxjYAfx8Q5gXlnSOO9XRE0B9A5Cg24z_1aMmO8InM65eBm4EMKrP-g_L62Q/s1600-h/vinividivinci.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5186207238397464242" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhN0NQc7Efmx_cgTDJPkeTQRWdamWt47T2ozpfMVBq0sejsLgVhfxJQF4AHMV-gteQGT-Hxsvh6DPtuxjYAfx8Q5gXlnSOO9XRE0B9A5Cg24z_1aMmO8InM65eBm4EMKrP-g_L62Q/s400/vinividivinci.jpg" border="0" /></a><br />En fin, como el latín es una lengua muerta, no sirve (NON VALET) para nada, según nuestros próceres educativos, y siendo así, su estudio debe ser proscrito de los planes de estudios, ya que su aprendizaje no contribuye a que el país vaya sobre ruedas (VOLVAT) o se apresure (FESTINET) a alcanzar el ansiado progreso económico y cultural del primer mundo. En lugar de aprender latín, démonos un baño calentito en un SPA, para conseguir la tan ansiada SALVS PER AQVAM y así vencer (VINCERE) el resfriado. Y si necesitamos el latín para tatuajes o anuncios publicitarios, pues nada, a usarlo a troche y moche, bien o macarrónicamente: total, como es una lengua muerta, no va a levantar la cabeza para quejarse.Gabriel Lagunahttp://www.blogger.com/profile/08360042468628385481noreply@blogger.com17tag:blogger.com,1999:blog-9141704.post-74269895976412264432008-01-06T21:28:00.000+01:002008-01-07T00:33:54.791+01:00Rubens y la Tradición Clásica (II)<a href="http://www.artehistoria.jcyl.es/genios/pintores/3189.htm">Rubens (1577-1640)</a> tenía una formación clásica muy sólida. Sabemos que de niño fue instruido en la Escuela Latina de Romban Verdonck, en Amberes, donde se familiarizó con los clásicos griegos y latinos.<br /><br />Esta impronta se manifiesta no solo en aspectos superficiales (la temática mitológica de muchos de sus cuadros), sino también en su actitud vital. Cuando se instaló en Amberes, en 1608, se hizo construir una lujosa mansión-taller, donde llevaba una vida metódica: se levantaba de madrugada y, tras oir misa, pintaba durante doce horas, mientras un lector le leía en voz alta textos de Plutarco, Tito Livio o Séneca. Él mismo había diseñado esa casa, según un estilo renacentista italiano. Es significativo que hiciera grabar la siguiente inscripción para decorar el arco del jardín:<br /><br /><blockquote>“Dejemos a los dioses el cuidado de procurarnos sus dones y de concedernos lo que más nos conviene, pues ellos quieren a los hombres más de lo que los hombres se quieren a sí mismos”; “Pidamos la salud del cuerpo y la del espíritu. Un alma fuerte que no tema a la muerte, inaccesible a la cólera y a los deseos vanos”.</blockquote>Representó este arco en el cuadro <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/El_jardín_del_amor">“El jardín del amor”</a>, pintado años después (en 1630) y sobre el que enseguida volveremos, si bien en el cuadro no se aprecia la inscripción:<br /><br /><p align="center"><img src="http://www.uco.es/~ca1lamag/blog/jardindelamor.jpg" /></p><br />No tengo documentado en qué idioma estaba escrita la inscripción, si en latín o en flamenco. Probablemente estaba escrita en el original latino, pues dicha inscripción no es otra cosa que reproducción libre de unos versos latinos de Juvenal, de la <em>Sátira</em> 10 (precisamente la sátira de la que también procede la “sentencia” <em>mens sana in corpore sano</em>) (Juvenal, <em>Sátiras</em> 10.346-50, 356-60):<br /><br /><blockquote><span style="font-size:85%;">permittes ipsis expendere numinibus quid<br />conveniat nobis rebusque sit utile nostris;<br />nam pro iucundis aptissima quaeque dabunt di.<br />carior est illis homo quam sibi. [...]<br />orandum est ut sit mens sana in corpore sano.<br />fortem posce animum mortis terrore carentem,<br />qui spatium vitae extremum inter munera ponat<br />naturae, qui ferre queat quoscumque labores,<br />nesciat irasci, cupiat nihil.<br /><br />Debes delegar en los dioses mismos qué<br />nos conviene y qué es idóneo a nuestras circunstancias;<br />pues los dioses nos concederán, en lugar de los más gozoso, lo más adecuado.<br />El hombre es para ellos más querido que para sí mismo.<br />Hemos de pedir tener una mente cuerda en un cuerpo sano.<br />Pide un espíritu fuerte, ajeno al miedo a la muerte,<br />que considere la vejez un regalo de la naturaleza,<br />que sea capaz de soportar cualesquiera pruebas,<br />sea incapaz de montar en cólera, y no desee nada.</span></blockquote>En 1630 Rubens, viudo de su primera esposa, decidió casarse de nuevo. La elegida fue Hélène Fourment, de dieciséis años, hija de un comerciante acomodado. Hélène sirvió de modelo a Rubens para numerosos cuadros, entre ellos algunos de temática mitológica, de los encargados por Felipe IV para decorar la Torre de la Parada: <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Las_tres_Gracias"><em>Las Tres Gracias</em></a> (1625-30), <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Juicio_de_Paris"><em>El juicio de Paris </em></a>(1639) y la <a href="http://www.artehistoria.jcyl.es/genios/cuadros/1197.htm"><em>Andrómeda liberada por Perseo</em></a> (1639-40). Los tres están en el <a href="http://tradicionclasica.blogspot.com/2007/12/rubens-y-la-tradicin-clsica-i.html">Museo del Prado</a>.<br /><br />El cuadro <em>El Juicio de Paris</em> es mi favorito del pintor. Paris era hijo del rey de Troya, Príamo. Pero fue abandonado por su padre en el monte, porque la madre, Hécuba, había soñado, cuando estaba embarazada de Paris, que paría una antorcha ardiente que incendiaría y destruiría la ciudad de Troya. Por tanto, Paris creció desde niño entre pastores, y como pastor aparece caracterizado en el cuadro de Rubens. Por cierto, es de notar el parecido de este Paris de Rubens con el actor que interpreta a Paris en la película <a href="http://troymovie.warnerbros.com/">Troya (2004)</a>, <a href="http://www.imdb.com/name/nm0089217/">Orlando Bloom</a>. Estoy convencido de que el director, los productores o los encargados de casting de la película recordaron el Paris de Rubens, para caracterizar al Paris del filme y dar el papel:<br /><br /><p align="center"><img src="http://www.uco.es/~ca1lamag/blog/parisybloom.jpg" /></p>El dios Mercurio le entrega la manzana de oro de la diosa Discordia, por encargo de Júpiter, para que Paris decida cuál de las tres diosas es más bella: Minerva, Venus y Juno. Venus, que ocupa la posición central y preeminente, es un retrato de Hélène Fourment:<br /><br /><p align="center"><img src="http://www.uco.es/~ca1lamag/blog/juiciodeparis(50).jpg" /></p>Este matrimonio con la joven Hélène supondrá un estímulo para el maduro pintor, infundiéndole espíritu positivo y deseos de vivir. El poeta latino Juvenal había disuadido en su <em>Sátira</em> 6 del matrimonio. Pero precisó que, en el caso raro de que se lograra encontrar a una buena esposa, habría que ofrendar a la diosa Juno en agradecimiento (Juvenal, <em>Sátiras</em> 6.47-48). Eso es exactamente lo que hizo Rubens, cuando pintó “El Jardín del Amor”. En ese cuadro se plasma alegóricamente la felicidad conyugal, en el jardín de su mansión. Los <em>putti</em> o amorcillos simbolizan el amor. Y la fuente de la derecha representa precisamente a Juno, la diosa del matrimonio, de la que manan caños de amor, fertilidad y felicidad.Gabriel Lagunahttp://www.blogger.com/profile/08360042468628385481noreply@blogger.com15tag:blogger.com,1999:blog-9141704.post-52347229894134361212007-12-22T20:35:00.000+01:002007-12-28T12:32:57.403+01:00Rubens y la Tradición Clásica (I)El pasado 11 de Diciembre realizamos una visita cultural al <a href="http://www.museodelprado.es/index.php?id=50">Museo del Prado</a>, con los alumnos de la <a href="http://www.uco.es/~ca1lamag/mitologia.htm">asignatura Mitología Clásica </a>(impartida por mí para la Licenciatura de Historia del Arte de la Universidad de Córdoba). Nuestro propósito era comentar una selección de cuadros de temática mitológica. La visita resultó interesante y amena, creo, aunque cansada (hicimos el viaje de ida y vuelta en el día). Hubo dos inconvenientes: la rigidez burocrática de las normas del Museo, pues, aunque llevábamos una entrada de grupo previamente concertada, con ésta no se nos permitía el acceso a la exposición temporal <a href="http://www.museodelprado.es/pagina-principal/exposiciones/info/en-el-museo/fabulas-de-velazquez/">"Fábulas de Vélazquez"</a> (que nos interesaba especialmente, pues incluía varios cuadros de tema mitológico), así que tuvimos que salir del Museo, conseguir una segunda entrada (individual) y volver a entrar; la segunda dificultad es que alguno de los cuadros que planeábamos ver, especialmente de discípulos de Rubens (Cornelis de Vos, Jacobo Jordaens), no estaban expuestos en la exposición permanente, sino guardados en el almacén. Con todo, la visita mereció la pena.<br /><br />Bastantes de los cuadros que nos interesaban eran de <a href="http://www.artehistoria.jcyl.es/genios/pintores/3189.htm">Peter Paul Rubens (1570-1640)</a> o de su taller. El Prado tiene numerosos cuadros de tema mitológico de Rubens por una sencilla razón. El pintor flamenco, en la última década de su vida, cuando era un reputado y cotizado artista, codiciado en todas las cortes y casas aristocráticas de Europa, recibió un importante encargo del rey español Felipe IV: decorar las paredes de la Torre de la Parada (un palacete de descanso, ubicado en el monte de El Pardo, que el rey usaba para sus cacerías) con unos 120 cuadros de temática mitológica y cinegética. La mayoría de los cuadros de temática mitológica están inspirados en episodios narrados por Ovidio en sus <em>Metamorfosis</em>. No hay que olvidar que las <em>Metamorfosis</em> de Ovidio fueron el manual básico de mitología para los artistas plásticos europeos, especialmente desde el Renacimiento. Pues bien, después de muchos avatares (ya que la mayoría de los lienzos de la Torre de la Parada se perdieron en 1710, debido al saqueo del pabellón por parte de las tropas del archiduque Carlos durante la Guerra de Sucesión), unos catorce cuadros de Rubens de tema mitológico, pertenecientes a la serie, se exhiben en el Museo del Prado.<br /><br />Rubens había recibido una formación humanística y clásica bastante completa. Cuando analizo con los alumnos sus obras de carácter mitológico, me gusta incidir en algunos detalles que revelan y sugieren este conocimiento, más que superficial, de los textos clásicos. Por ejemplo, Rubens trató al menos en dos cuadros el episodio de la estancia de Aquiles en la isla de Esciros: <a href="http://www.uco.es/~ca1lamag/Galerias/RUBENS%20Y%20BAN%20DYCK%20Aquiles%20Descubierto.JPG">"Aquiles descubierto por Ulises"</a> (en colaboración con van Dyck) y "Aquiles descubierto entre las hijas de Licomedes", al que nos vamos a referir enseguida.<br /><br />La historia es conocida. La diosa marina Tetis, madre de Aquiles, quería librar a su hijo de participar en la guerra de Troya (en el primer caso conocido en la historia de "objeción de conciencia"). Para ello, lo disfrazó de muchacha, cuando el niño tenía 9 años, y lo ocultó (con aspecto de chica) en la isla de Esciros, donde reinaba Licomedes, entre Deidamía (hija del rey) y sus damas. Pero los griegos necesitaban la participación de Aquiles, pues el adivino Calcante les había vaticinado que Troya no podría ser conquistada si Aquiles no formaba parte del contingente griego. Así, Ulises y Diomedes, disfrazados de mercaderes, acuden a la isla, y ofrecen vestidos y baratijas, mezclados con armas, a Deidamía y sus damas. Entonces se revela la identidad viril de Aquiles, pues mientras todas las chicas se interesan por los adornos, a Aquiles se le van los ojos hacia las armas. Así se descubre el pastel. Pues bien, este episodio está plasmado magníficamente en el siguiente cuadro de Rubens, "Aquiles descubierto entre las hijas de Licomedes":<br /><br /><p><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg7RJZmqkRxtIubgji9doepZEKEYST2NxfW5jMIgYgV7_irjcaX1xkb1WcTsPAQwkDq3v6G-S6LxwAAnGSoDAAVfxSi_Nzs0E93bW-sh_qBIqdW3iFRBC0yWZ9AIJpNDY2DobrF7A/s1600-h/aquilesenesciros.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5146908137068533314" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg7RJZmqkRxtIubgji9doepZEKEYST2NxfW5jMIgYgV7_irjcaX1xkb1WcTsPAQwkDq3v6G-S6LxwAAnGSoDAAVfxSi_Nzs0E93bW-sh_qBIqdW3iFRBC0yWZ9AIJpNDY2DobrF7A/s400/aquilesenesciros.jpg" border="0" /></a><br />Los dos personajes que cuchichean a la derecha son Ulises y Diomedes. Deidamía está a la izquierda, vestida de blanco y rodeada de sus hermanas y damas. Y Aquiles ocupa la posición central, vestido de muchacha, pero interesado por las armas (se está encajando un yelmo en la cabeza). En este punto, les pregunté a los alumnos una banalidad aparente: <em>¿de qué color es el pelo de Aquiles y por qué lo representa así Rubens?</em><br /><br />La respuesta es: Aquiles aparece representado como <em>pelirrojo </em>(curiosamente, su vestido hace juego también con el color de su pelo); y Rubens lo representa así porque conocía el detalle mitográfico de que cuando el héroe permaneció en Esciros, disfrazado de muchacha, asumió el nombre femenino de <em>Pyrrha</em> (que significa, en griego, "la rubia" o "la pelirroja"). De hecho, el hijo que acabaría por tener con Deidamía, a la que había dejado embarazada cuando partió a la guerra, se llamó también Pirro (o Neoptólemo), pero esa es otra historia.<br /><br />El episodio del cuadro se cuenta, por ejemplo, en Ovidio, <em>Metamorfosis</em> 13.162-170, pero ahí no se menciona el detalle del nombre de Pirra. Sí lo comenta expresamente Higino, en <em>Fábulas</em> 96, pasaje que muy bien pudo ser la fuente mitográfica concreta de Rubens para esto. He aquí el texto latino, y un traducción: </p><blockquote><p><span style="font-size:85%;">ACHILLES<br /><br />Thetis Nereis cum sciret Achillem filium suum, quem ex Peleo habebat, si ad Troiam expugnandam isset, periturum, commendavit eum in insulam Scyron ad Lycomedem regem, quem ille inter virgines filias habitu femineo servabat nomine mutato; nam virgines Pyrrham nominarunt, quoniam capillis flavis fuit et Graece rufum "pyrrhon" dicitur. Achivi autem cum rescissent ibi eum occultari, ad regem Lycomeden oratores miserunt, qui rogarent, ut eum adiutorium Danais mitteret. Rex cum negaret apud se esse, potestatem eis fecit, ut in regia quaererent. Qui cum intellegere non possent, quis esset eorum, Ulixes in regio vestibulo munera feminea posuit, in quibus clipeum et hastam, et subito tubicinem iussit canere armorumque crepitum et clamorem fieri iussit. Achilles hostem arbitrans adesse vestem muliebrem dilaniavit atque clipeum et hastam arripuit. Ex hoc est cognitus suasque operas Argivis promisit et milites Myrmidones.<br /><br />AQUILES</span></p><p><span style="font-size:85%;">La nereida Tetis, como supiera que su hijo Aquiles, el que tenía con Peleo, moriría si iba a luchar contra Troya, lo confió al rey Licomedes en la isla de Esciros. Éste lo alojaba entre sus hijas doncellas, cambiándole el nombre; pues las chicas lo llamaron "Pirra", pues era de cabellos rubios y en griego "pelirrojo" se dice <em>pyrrhon</em>. Por su parte, los aqueos, tras enterarse de que se ocultaba allí, enviaron legados al rey Licomedes, para pedirle que lo entregara como ayuda para los dánaos. Él, aunque les dijo que no estaba en su casa, les concedió autorización para registrar el palacio. Al no poder averiguar ellos quién era Aquiles de las chicas, Ulises colocó vestidos femeninos en la zona del zaguán, mezclando entre ellos un escudo y una lanza, y ordenó de repente que sonara el clarín y que se formara estrépito de armas y griterío. Aquiles, creyendo que el enemigo atacaba, se rasgó su vestido de mujer y agarró el escudo y la lanza. Por esto fue reconocido y prometió su propia colaboración a los argivos, así como sus soldados, los Mirmidones.</span></p></blockquote><p>En el próximo <em>post</em>, segundo y último de la serie, comentaré otro aspecto del conocimiento de los clásicos de Rubens, como ejemplo de aplicación práctica a la vida cotidiana de la <a href="http://www.tradicionclasica.com/">Tradición Clásica</a>. Hasta entonces, Feliz Navidad. </p>Gabriel Lagunahttp://www.blogger.com/profile/08360042468628385481noreply@blogger.com13tag:blogger.com,1999:blog-9141704.post-73236230299386529292007-11-09T23:54:00.000+01:002007-11-10T01:04:32.977+01:00There is no sex life in the grave (II)<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEja27uMhQf1K0h6jvgKPJCNdxr5jjGhg2hXAD0NAyxkQw6p5kvf6QYv4Vs54lkFEIjN2L2OX_yPgG27TfGvIQIkO6w-6XX55VZCDEd0qc8v5T54aHUvDieo6NNE_eLXqJe7eZrq5g/s1600-h/Lemaire.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5130990835010448898" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEja27uMhQf1K0h6jvgKPJCNdxr5jjGhg2hXAD0NAyxkQw6p5kvf6QYv4Vs54lkFEIjN2L2OX_yPgG27TfGvIQIkO6w-6XX55VZCDEd0qc8v5T54aHUvDieo6NNE_eLXqJe7eZrq5g/s400/Lemaire.jpg" border="0" /></a><br /><p>Dediqué ya un <em>post</em>, hace tiempo, al tópico literario que podríamos etiquetar como "No hay vida sexual tras la tumba" ("There is no sexual life in the grave"), al hilo de una cita de Jaime Gil de Biedma. <a href="http://tradicionclasica.blogspot.com/2005/01/there-is-no-sex-life-in-grave.html">Ver aquí</a>. Comentaba entonces que había localizado un texto, supuestamente de Auden, sobre el tema. Pero, dado el estilo poco sutil del poema, me inclinaba por pensar que no era de este autor. Una investigación más cuidadosa ha aportado resultados: el poema es de Auden, pero en realidad es un pasaje procedente de una "antimasque" (especie de sainete grotesco o esperpento) titulada <em>The Entertainment of the Senses</em>. Además, el texto está puesto en boca de un mono (sí, un mono). De ahí, quizá, su vulgaridad. A continuación reproduzco en este <em>post </em>un breve artículo que sobre la cuestión he publicado en la revista <em>CA News</em> 36 (June 2007), págs. 7-8 (con la colaboración de Mónica M. Martínez), en el que trazamos la historia del motivo en la poesía clásica e inglesa.<br /><br />Nota: <a href="http://www.classicalassociation.org/CANews.htm"><em>CA News</em></a> es el órgano de <em>The Classical Association </em>(la Sociedad de Estudios Clásicos británica).</p><p><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiT0E-KMbZAzGj0Ut-R2xJ3OuIpSUKUSaqNEio33qn-LISLGU1lV5UR5jM24Tzep-MtWJ-gzCWZxVK7TMv7Gk_bcBi03KWInqTj-zQJSC3uEJek_Z-X5XWtxynu80yljq8IU8TRFA/s1600-h/death_maiden_21.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5130991161427963410" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiT0E-KMbZAzGj0Ut-R2xJ3OuIpSUKUSaqNEio33qn-LISLGU1lV5UR5jM24Tzep-MtWJ-gzCWZxVK7TMv7Gk_bcBi03KWInqTj-zQJSC3uEJek_Z-X5XWtxynu80yljq8IU8TRFA/s400/death_maiden_21.jpg" border="0" /></a><br /></p><div align="center"><strong><span style="font-size:130%;"><em>THERE IS NO SEX LIFE IN THE GRAVE</em>:<br />FROM THE <em>GREEK ANTHOLOGY</em></span></strong></div><div align="center"><strong><span style="font-size:130%;">TO W. H. AUDEN</span><br /></strong></div><br />The <em>carpe diem</em> is one of the most ancient and celebrated tropes in Western Literature. It is an epicurean exhortation to seize the day and to enjoy love and wine as a kind of solace for the brevity of human life. This invitation becomes an instrument of seduction when the poet attempts to convince the female addressee that she should love him now, while she is still young and fresh like a rose, being her beauty as ephemeral as that of the flower. As an argument to strengthen his case, the poet may adduce then the <em>post mortem nulla voluptas</em> argument: there is no sex life in the grave. Statements of this kind did already occur in the <em>Anacreontea</em> (IV, IX, XXXVI) and in the <em>Greek Anthology</em>. Among the many epigrams on love and death in the latter, the following (V 85), written by the Hellenistic poet Asclepiades of Samos, is by far the most meaningful:<br /><span style="font-family:Gentium, Palatino Linotype, Arial Unicode MS;"><br /><blockquote><span style="font-family:Gentium, Palatino Linotype, Arial Unicode MS;">Φείδῃ παρθενίης. καὶ τί πλέον; οὐ γὰρ ἐς Ἅιδην<br />ἐλθοῦσ' εὑρήσεις τὸν φιλέοντα, κόρη.<br />ἐν ζωοῖσι τὰ τερπνὰ τὰ Κύπριδος· ἐν δ' Ἀχέροντι<br />ὀστέα καὶ σποδιή, παρθένε, κεισόμεθα. </span></blockquote></span>Around 1888, Andrew Lang wrote an English version of the Greek epigram:<br /></span><br /><blockquote><strong>TO A GIRL<br /><br /></strong>Believe me, love, it is not good<br />To hoard a mortal maidenhood;<br />In Hades thou wilt never find,<br />Maiden, a lover to thy mind;<br />Love’s for the living! presently<br />Ashes and dust in death are we.<br /></blockquote>This motif is developed in English Literature. Andrew Marvell (1621-1678) resorts to it in his famous “To his coy Mistress”, a poem included in many compilations of seventeenth-century poetry. In the first part of this poem (ll. 1-20), Marvell pictures the hypothesis that he and his lady could enjoy their love without limits of space and time: in that case there would be no need to hurry or seize the day. In the second part (ll. 21-32), Marvell envisages the corruption of the tomb, developing the <em>post mortem nulla voluptas argument</em>:<br /><br /><blockquote>But at my back I alwaies hear<br />Times winged Charriot hurrying near:<br />And yonder all before us lye<br />Desarts of vast Eternity.<br />Thy Beauty shall no more be found;<br />Nor, in thy marble Vault, shall sound<br />My echoing Song: then Worms shall try<br />That long preserv’d Virginity:<br />And your quaint Honour turn to dust;<br />And into ashes all my Lust.<br /><em>The Grave’s a fine and private place,<br />But none I think do there embrace.</em></blockquote>As death is not only inevitable but joyless, the pleasures of life, specially love and sex, must be boldly seized. This is the conclusion reached by the poem’s speaker in the third part (ll. 33-46).<br /><br />There are other occurrences of the <em>post mortem nulla voluptas</em> motif in English literature. One quite famous in contemporary poetry appears in <em>The Entertainment of the Senses</em> (1973), an antimasque written by W. H. Auden (1907-1973) and Chester Kallman (1921-1975). The characters of this play are five apes, who represent the five senses and speak by turns, and a CHAMBERLAIN, who introduces and closes the antimasque. All of them encourage the audience to enjoy the pleasures of the senses before the arrival of Death. The FIRST APE, who represents Touch, asserts:<br /><br /><blockquote>When you see a fair form, chase it<br />And if possible embrace it,<br />Be it a girl or boy.<br />Don’t be bashful: be brash, be fresh.<br />Life is short, so enjoy<br />Whatever contact your flesh<br />May at the moment crave:<br /><em>There’s no sex-life in the grave</em>. </blockquote>Incidentally, this passage is quoted in the film <em>Gruppo di Famiglia in un Interno</em> (1974), by L. Visconti. Where Marvell had warned his lady of time’s fleeting nature and the imminence of death, urging her to physically consummate their love, these contemporary poets urge their audience to seize the day promiscuously. In both we can see the refusal to exchange the pleasures of the present for a dubious promise of happiness in a world to come. They knew for sure: there is no sex life in the grave.<br /><br /><strong><span style="font-size:85%;">Gabriel Laguna Mariscal (University of Córdoba)<br />Mónica María Martínez-Sariego (University of Las Palmas de Gran Canaria</span>)</strong>Gabriel Lagunahttp://www.blogger.com/profile/08360042468628385481noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-9141704.post-85372065165986943132007-09-25T11:07:00.001+02:002007-09-25T11:11:42.584+02:00Cambios en el blogQuiero comunicar a mis lectores y amigos que he podado este blog, <em>Tradición Clásica</em>, de excrecencias poco gratas. A partir de hoy, las entradas versarán exclusivamente sobre aspectos de cultura y tradición clásicas. Los artículos sobre enjuagues académicos, corrupción universitaria y endogamia han sido suprimidos de este blog, y relegados a otro, de reciente creación (y que espero tener que actualizar lo menos posible):<br /><br /><a href="http://universidadespanola.blogspot.com/">Universidad española: endogamia y corrupción</a>Gabriel Lagunahttp://www.blogger.com/profile/08360042468628385481noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-9141704.post-63698876979007858702007-09-23T21:36:00.000+02:002007-09-24T10:50:50.785+02:00Esto también pasará<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhUADGvfDnEaLcIhNMOnr9WUkHVF_ELmZri0kBO7vZJH9Pf-YJoLD8IQsc5oJATEPzsafnnS8NNpCrnuzDxuUeFtepgeBYTxWVsSqLwk2SPHosnSV2qVDLGURErGZkgxLTCB1fT3g/s1600-h/dante1.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5113495012817479842" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhUADGvfDnEaLcIhNMOnr9WUkHVF_ELmZri0kBO7vZJH9Pf-YJoLD8IQsc5oJATEPzsafnnS8NNpCrnuzDxuUeFtepgeBYTxWVsSqLwk2SPHosnSV2qVDLGURErGZkgxLTCB1fT3g/s320/dante1.jpg" border="0" /></a><br /><div>Durante la Edad Media, era tal el prestigio de que gozaba Virgilio, que se le consideraba un mago. Se practicaba un método de adivinación, conocido como <em><a href="http://en.wikipedia.org/wiki/Bibliomancy">Sortes Vergilianae</a></em>. La persona que deseaba escudriñar su futuro formulaba una consulta. El adivino escogía al azar un pasaje de la <em>Eneida</em> de Virgilio, lo leía y lo interpretaba a manera de respuesta a la consulta.<br /><br />En estos momentos, me gusta imaginar que soy el consultante que, agobiado por el presente ingrato y ansioso por el porvenir incierto, quiere indagar en lo que (le) deparará el futuro. A mi consulta, un adivino (o yo mismo) abre el texto de Virgilio al azar, y lee el siguiente pasaje, del libro I de la <em>Eneida</em>. Eneas y sus compañeros troyanos acaban de arribar a la costa de Libia, tras su derrota en Troya y un agotador periplo por el mar. Eneas, aunque compungido él mismo, consuela a sus compañeros así, con palabras que son de lo más emocionante y conmovedor de la obra:<br /><br /><blockquote><span style="font-size:85%;">'O socii—neque enim ignari sumus ante malorum—<br />O passi graviora, dabit deus his quoque finem.<br />Vos et Scyllaeam rabiem penitusque sonantis 200<br />accestis scopulos, vos et Cyclopea saxa<br />experti: revocate animos, maestumque timorem<br />mittite: forsan et haec olim meminisse iuvabit.<br />Per varios casus, per tot discrimina rerum<br />tendimus in Latium; sedes ubi fata quietas 205<br />ostendunt; illic fas regna resurgere Troiae.<br />Durate, et vosmet rebus servate secundis.'<br /><br />Compañeros de viaje (pues no somos ajenos a desgracias anteriores):<br />peores males hemos sufrido: un dios pondrá fin también a estos.<br />Vosotros os topásteis con la rabia de Escila y los escollos que resuenan<br />desde las profundidades, vosotros habéis sufrido también las rocas de los Cíclopes:<br />levantad los ánimos y alejad ese triste temor;<br />quizá incluso algún día nos alegrará recordar esto.<br />Entre vicisitudes varias, entre tantos peligros<br />nos dirigimos al Lacio, donde el destino nos promete<br />una morada estable; allí está escrito que renacerá el reino de Troya.<br />Resistid, y preservaros a vosotros mismos para momentos felices.</span></blockquote>Eneas, tras un breve vocativo (<em>O socii</em>) organiza maravillosamente su alocución de consuelo en tres movimientos: pasado, presente y futuro.<br /><ol><li>En el <em>pasado</em> (versos 198-202a), recuerda a su compañeros que han sufrido desgracias peores. Palabra clave: <em>ante</em> (v. 198).</li><br /><li>Para el <em>presente</em>, les pide presencia de ánimo y valentía (versos 202b-203a).</li><br /><li>Y, para el <em>futuro</em>, les augura momentos felices (203b-207). Palabra clave: <em>olim</em> (v. 203).</li></ol><p>Las secciones de pasado y de futuro tienen exactamente la misma extensión (cuatro versos y medio).<br /><br />Me ha recordado este pasaje a un cuento, de origen oriental, procedente de los cuentos de <em>Las mil y una noches</em>, que está <a href="http://www.galeon.com/mundomatero/pasara.html">accesible en Internet </a>y que se titula "Esto también pasará". Muestra la misma convicción de que los momentos penumbrosos pasarán, y vendrá un futuro mejor.<br /><blockquote><p>Hubo una vez un rey que dijo a los sabios de la corte:</p><p>- Me estoy fabricando un precioso anillo. He conseguido uno de los mejores diamantes posibles. Quiero guardar oculto dentro del anillo algún mensaje que pueda ayudarme en momentos de desesperación total, y que ayude a mis herederos, y a los herederos de mis herederos, para siempre. Tiene que ser un mensaje pequeño, de manera que quepa debajo del diamante del anillo.</p><p>Todos quienes escucharon eran sabios, grandes eruditos; podrían haber escrito grandes tratados, pero darle un mensaje de no más de dos o tres palabras que le pudieran ayudar en momentos de desesperación total...</p><p>Pensaron, buscaron en sus libros, pero no podían encontrar nada. El rey tenía un anciano sirviente que también había sido sirviente de su padre. La madre del rey murió pronto y este sirviente cuidó de él, por tanto, lo trataba como si fuera de la familia. El rey sentía un inmenso respeto por el anciano, de modo que también lo consultó. Y éste le dijo:</p><p>- No soy un sabio, ni un erudito, ni un académico, pero conozco el mensaje. Durante mi larga vida en palacio, me he encontrado con todo tipo de gente, y en una ocasión me encontré con un místico. Era invitado de tu padre y yo estuve a su servicio. Cuando se iba, como gesto de agradecimiento, me dio este mensaje –el anciano lo escribió en un diminuto papel, lo dobló y se lo dio al rey-. Pero no lo leas –le dijo- mantenlo escondido en el anillo. Ábrelo sólo cuando todo lo demás haya fracasado, cuando no encuentres salida a la situación.</p><p>Ese momento no tardó en llegar. El país fue invadido y el rey perdió el reino. Estaba huyendo en su caballo para salvar la vida y sus enemigos lo perseguían. Estaba solo y los perseguidores eran numerosos. Llegó a un lugar donde el camino se acababa, no había salida: enfrente había un precipicio y un profundo valle; caer por él sería el fin. Y no podía volver porque el enemigo le cerraba el camino. Ya podía escuchar el trotar de los caballos. No podía seguir hacia delante y no había ningún otro camino... </p><p>De repente, se acordó del anillo. Lo abrió, sacó el papel y allí encontró un pequeño mensaje tremendamente valioso: Simplemente decía “ESTO TAMBIÉN PASARA”.</p></blockquote>Quiero agradecer a los lectores de este <em>blog </em>sus palabras de ánimo y valoración. Especialmente, algunos comentarios han verbalizado deseos de que volviera a publicar más anotaciones, de que no dejara que el polvo y la desidia cubrieran el <em>blog</em>. Gracias por el apoyo, por el aprecio, por el ser y el estar. <em>Compañeros de viaje</em>: nos vemos por aquí.</div>Gabriel Lagunahttp://www.blogger.com/profile/08360042468628385481noreply@blogger.com18tag:blogger.com,1999:blog-9141704.post-23450021601160875962007-05-31T13:42:00.000+02:002007-11-10T00:39:03.940+01:00De donde nadie regresa<div>Ahora que parece que la Iglesia Católica ha suprimido el dogma del limbo, no sé si estará igualmente en discusión la creencia en el infierno, como lugar donde las almas de los pecadores van, tras la muerte, para sufrir un castigo eterno. Estoy convencido de que la Iglesia Católica asimiló, en gran medida, su concepción del Infierno de las creencias paganas clásicas, y no (o no tanto) de las Sagradas Escrituras. Por supuesto, adaptándolas a su propósito. Pero no me voy a detener en esto hoy.<br /><br />Los griegos y romanos no tenían una concepción única y unívoca sobre la vida ultraterrena, sobre cuál era el destino que esperaba a las almas de los hombres, cuando morían. La creencia más generalizada es que las almas de los muertos iban a un paraje, ubicado en el subsuelo, llamado Hades (o Averno). Allí los espíritus llevan un tipo de “vida” (si es que se puede llamar así a lo que, en realidad, es no-vida) bastante anodina y desvaída. Sí, “desvaída” en un doble sentido: porque su estado de ánimo es triste, abatido y desesperanzado; y porque la apariencia física y óptica de estos fantasmas es traslúcida y oscura. Es decir, los griegos y romanos pensaban lo mismo que Joaquín Sabina: “hay vida más allá, pero no es vida”.<br /><br />Una peculiaridad del Hades es que es muy fácil acceder a este emplazamiento, pero que resulta muy difícil, o prácticamente imposible, regresar de allí, una vez que se ha bajado. Este detalle se convirtió en un motivo literario. Veamos algunos ejemplos.<br /><br />Cuando Catulo lamenta la muerte del pajarito de Lesbia (en su poema 3), se queja de que el animal marcha ahora por un camino del que nadie regresa (vv. 11-18):<br /><br /><br /><blockquote><strong>qui nunc it per iter tenebricosum<br />illuc, unde negant redire quemquam.</strong><br />at vobis male sit, malae tenebrae<br />Orci, quae omnia bella devoratis:<br />tam bellum mihi passerem abstulistis.<br />o factum male, o miselle passer,<br />tua nunc opera meae puellae<br />flendo turgiduli rubent ocelli.<br /><br /><strong>Éste ahora avanza por aquel camino tenebroso<br />de donde dicen que nadie regresa.</strong><br />¡Malditas seáis, malditas tinieblas<br />del Orco, que engullís todas las cosas bellas!<br />¡Me habéis robado a un pájaro tan bello!<br />¡Qué desgracia, qué pena de pajarillo!<br />Por tu culpa ahora los ojillos de mi niña<br />enrojecen y se hinchan de tanto llorar.</blockquote>Como es sabido, en el libro VI de la <em>Eneida</em> de Virgilio, Eneas solicita a la sibila de Cumas instrucciones para bajar al Hades, con la intención de recabar información de los muertos, y regresar después al mundo de arriba, el de los vivos. La sibila le advierte que el descenso es fácil, porque el Averno, como si se tratara de una tienda "after-hours", está abierto las 24 horas del día. Lo que resulta realmente complicado es regresar (vv. 124-129):<br /><br /><br /><blockquote>Talibus orabat dictis arasque tenebat,<br />cum sic orsa loqui vates: «sate sanguine divum,<br />Tros Anchisiade, facilis descensus Averno:<br />noctes atque dies patet atri ianua Ditis;<br />sed revocare gradum superasque evadere ad auras,<br />hoc opus, hic labor est.<br /><br />Con tales palabras [Eneas] le imploraba y tocaba los altares,<br />cuando la sibila tomó la palabra, así: "Linaje de sangre de dioses,<br />troyano hijo de Anquises, es fácil la bajada al Averno:<br />las noches y los días permanece abierta la puerta de Dite;<br />pero hacer el camino de regreso y escapar a los aires de arriba,<br />eso cuesta trabajo, eso conlleva sufrimiento."</blockquote><br /><a href="http://www.uco.es/~ca1lamag/Galerias/RUBENS_Orfeo_y_Euridice.JPG"><img style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 400px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="http://www.uco.es/~ca1lamag/Galerias/RUBENS_Orfeo_y_Euridice.JPG" border="0" /></a><br />En el famoso monólogo “To be or not to be” (del que hablé <a href="http://tradicionclasica.blogspot.com/2006/09/el-miedo-hace-girar-el-mundo-fear.html">aquí</a>), de Hamlet, en la tragedia homónima de Shakespeare, el protagonista confiesa que se suicidaría, para no tener que seguir soportando los males de la vida, si no fuera porque teme al más allá, que define como un “país no descubierto, de cuya frontera ningún viajero regresa”:<br /><br /><br /><blockquote>For who would beare the Whips and Scornes of time, […]<br />When he himselfe might his Quietus make<br />With a bare Bodkin? Who would these Fardles beare<br />To grunt and sweat vnder a weary life,<br />But that the dread of something after death,<br /><strong>The vndiscouered Countrey, from whose Borne<br />No Traueller returnes,</strong> Puzels the will,<br />And makes vs rather beare those illes we haue,<br />Then flye to others that we know not of.<br />(vv. 70, 75-82)<br /><br />Pues ¿quién soportaría los azotes y desaires del tiempo, […]<br />cuando él mismo podría procurarse tranquilidad<br />con una simple daga? ¿Quién aguantaría sufrir estas taras,<br />para gemir y sudar bajo la carga de la vida,<br />si no fuera porque el miedo a algo tras la muerte,<br /><strong>a ese país desconocido, de cuya linde<br />ningún viajero regresa,</strong> confunde a la voluntad<br />y nos hace aguantar estos males que tenemos,<br />antes que escapar en pos de otros ignorados?</blockquote>El poeta contemporáneo Luis Alberto de Cuenca, de quien he citado ya varios textos en este <em>blog </em>(ver <a href="http://tradicionclasica.blogspot.com/2006/08/contigo-amara-vivir.html">aquí</a>, <a href="http://tradicionclasica.blogspot.com/2006/07/tiempos-dficiles.html">aquí</a> y <a href="http://tradicionclasica.blogspot.com/2006/09/nada-ms-dulce-que-el-amor.html">aquí</a>), porque asimila y desarrolla estupendamente varios temas clásicos, trata el mismo motivo en un sentido poema, publicado originariamente en el libro <em>Versos</em> (1995), y al que el cantante de rock Loquillo ha puesto música:<br /><br /><br /><blockquote>CUANDO PIENSO EN LOS VIEJOS AMIGOS<br /><br />Cuando pienso en los viejos amigos que se han ido<br />de mi vida, pactando con terribles mujeres<br />que alimentan su miedo y los cubren de hijos<br />para tenerlos cerca, controlados e inermes.<br /><br />Cuando pienso en los viejos amigos que se fueron<br /><strong>al país de la muerte, sin viaje de vuelta,</strong><br />sólo porque buscaron el placer en los cuerpos<br />y el olvido en las drogas que alivian la tristeza.<br /><br />Cuando pienso en los viejos amigos que, en el fondo<br />del mar de la memoria, me ofrecieron un día<br />la extraña sensación de no sentirme solo<br />y la complicidad de una franca sonrisa…</blockquote>Para la imagen, posiblemente de Cuenca se inspiró en el poema 3 de Catulo, que él había traducido así, en los versos relevantes: “Ahora marcha por un camino tenebroso / hacia el país de donde nadie regresa”. Es curioso que en Catulo no leemos ningún equivalente a la palabra “país”, pero Luis Alberto de Cuenca introduce la palabra “país”, tanto en su traducción de Catulo como en la imitación libre del motivo en un poema original. No hay que ser muy perspicaz para sospechar que ese término lo tomó Luis Alberto de Cuenca (quizá inconscientemente) del parlamento de Hamlet, donde, en el contexto del mismo motivo, se usa el sustantivo “country”. Y es que, a veces, las líneas de influencia de la tradición clásica son complejas y sinuosas. </div>Gabriel Lagunahttp://www.blogger.com/profile/08360042468628385481noreply@blogger.com15tag:blogger.com,1999:blog-9141704.post-15069644354711659062007-04-16T16:21:00.000+02:002007-09-24T10:52:33.587+02:00Cuando el amor quita el sueñoLos clásicos concebían el amor como una auténtica enfermedad, con su correspondiente etiología, síntomas y tratamiento. Se consideraba que entre los síntomas habituales de este síndrome se encontraban la palidez, la calentura, la inapetencia, la agitación y... sí, el insomnio. Toda esta concepción se manifiesta y documenta, por supuesto, en los textos literarios, pero no sólo era una convención literaria, sino una convicción presente en la vida cotidiana y en la ciencia médica (ya hablé de esto <a href="http://www.uco.es/~ca1lamag/Enero2004.htm">en este artículo</a>).<br /><br />Hoy la moderna medicina (y, especialmente, la especialidad de la neurología) ha intentado explicar sobre bases más científicas estos síntomas del amor. Parece que el enamoramiento suscita la secreción y liberación en el cerebro de drogas endógenas, como la feniletilamina o la dopamina, que tienen efectos fisiológicos en el organismo del enamorado. En concreto, la feniletilamina es similar en sus efectos a la anfetamina, y como tal es responsable de síntomas de amor tales como la taquicardia y los sudores, <a href="http://tradicionclasica.blogspot.com/2006/10/contigo-pan-y-cebolla-o-se-puede-vivir.html">la inapetencia</a> y (lo que nos interesa aquí) el insomnio.<br /><br />Hablando de insomnio de amor, he acabado de leer recientemente el libro <a href="http://www.elmundo.es/laluna/2004/258/1077724957.html"><em>Los cien golpes</em>, de la joven italiana Melissa P.</a> (<a href="http://www.lukor.com/cine/05030905.htm">la novela se está llevando al cine actualmente</a>). Ahí la autora cuenta sus vivencias erótico-sentimentales. Un joven enamorado de ella le canta una serenata (<a href="http://www.paroledautore.net/italia/siciliacanzoni.htm">se trata, por lo visto, de una canción tradicional siciliana</a>). He aquí el texto:<br /><br /><blockquote>Mi votu e mi rivotu suspirannu,<br />passu li notti 'nteri senza sonnu,<br />e li biddizzi tò vaju cuntimplannu,<br />tipenzu de la notti fino a jornu.<br />Pi tia non pozzu n'ura ripusari,<br />paci non havi chiù st'afflittu cori.<br />Lu vò sapiri quannu t'aju a lassari?<br />Quannu la vita mia finisci e mori.<br /><br />Doy vueltas y más vueltas suspirando,<br />paso las noches enteras en vela,<br />contemplando tu belleza,<br />pienso en ti de la noche a la mañana.<br />Por ti no puedo reposar ni un momento,<br />no tengo sosiego, de tan triste que está el corazón.<br />¿Quieres saber cuándo te dejaré?:<br />Cuando mi vida acabe y muera.</blockquote>Esta canción (en versión ligeramente distinta) se puede ver y escuchar en este video:<br /><br /><embed src="http://www.youtube.com/v/cMvWqg2WcEU" width="425" height="350" type="application/x-shockwave-flash" wmode="transparent"></embed><br /><br />En la literatura clásica grecolatina se documenta muy frecuentemente el tópico del insomnio de amor, ya desde Homero. Pero el pasaje más significativo (en sí mismo, y por la influencia ulterior que ha tenido) y el que más me conmueve a mí es un famoso texto del libro IV de la <em>Eneida</em>. La reina cartaginesa Dido, enamorada del príncipe troyano Eneas, tiene conocimiento de la intención del héroe de abandonarla, y la angustia amorosa la desvela. Nótese el contraste entre el sosiego del entorno y el insomnio de la infeliz enamorada (<em>Eneida</em> 4.522-532):<br /><br /><blockquote>Nox erat et placidum carpebant fessa soporem<br />corpora per terras, siluaeque et saeua quierant<br />aequora, cum medio uoluuntur sidera lapsu,<br />cum tacet omnis ager, pecudes pictaeque uolucres, 525<br />quaeque lacus late liquidos quaeque aspera dumis<br />rura tenent, somno positae sub nocte silenti.<br />at non infelix animi Phoenissa, neque umquam 529<br />soluitur in somnos oculisue aut pectore noctem 530<br />accipit: ingeminant curae rursusque resurgens<br />saeuit amor magnoque irarum fluctuat aestu.<br /><br />Era de noche y los seres, agotados, disfrutaban<br />por las tierras de plácido sueño; los bosques y los bravos mares reposaban,<br />cuando las estrellas se deslizan por mitad de su órbita, (525)<br />cuando todo el campo calla, los ganados y los pájaros variopintos,<br />los animales que viven en los lagos transparentes en toda su extensión<br />y en los campos erizados de zarzas, yaciendo bajo la noche silenciosa. (529)<br />En cambio, la fenicia, desdichada en su corazón, nunca (530)<br />entrega sus ojos al sueño ni acoge la noche en su pecho:<br />sus cuitas crecen y su amor, regresando de nuevo,<br />se enfurece y fluctúa en el inmenso oleaje de su ira.</blockquote><br /><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh2B6md2R6wo19r8AvYo3FeTgu9TbR8wPkMzbaXzNN1ZkZ-P3QdwVB-33ql8Vi3JS-2uZmlrKnkGthOfL6TvDQAtMyfpb7K_x4cWJE9QHeD8uPENzfDgCa6OTf4kmB6Baoo5HRS7w/s1600-h/Dido.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5054043548710753506" style="CURSOR: hand" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh2B6md2R6wo19r8AvYo3FeTgu9TbR8wPkMzbaXzNN1ZkZ-P3QdwVB-33ql8Vi3JS-2uZmlrKnkGthOfL6TvDQAtMyfpb7K_x4cWJE9QHeD8uPENzfDgCa6OTf4kmB6Baoo5HRS7w/s320/Dido.jpg" border="0" /></a><br /><span style="font-size:85%;">Sachi Andrea (1599-1661): <em>Dido abandonée ou Didon sur le bûcher.</em></span><br /><em><span style="font-size:85%;"></span></em><br />Saludos, y felices sueños (o insomnios).Gabriel Lagunahttp://www.blogger.com/profile/08360042468628385481noreply@blogger.com12tag:blogger.com,1999:blog-9141704.post-43759579329117493072007-03-10T00:50:00.000+01:002007-04-16T17:41:52.591+02:00No me tapéis el sol<img src="http://www.uco.es/~ca1lamag/blog/diogenesbaldwin.jpg" /><br /><br />Diógenes de Sínope fue el filósofo griego más famoso de la secta cínica. Vivió en el siglo IV antes de Cristo. Fue una figura muy interesante y controvertida. Vivía como un mendigo, tenía unas necesidades mínimas, era sincero con los poderosos hasta la impertinencia. Se le atribuyen muchas anécdotas, recogidas en diferentes fuentes, muy especialmente en la obra <em>Vidas de filósofos ilustres</em>, escrita por su tocayo Diógenes Laercio en el siglo III d.C.<br /><br />La anécdota más curiosa y famosa de entre las atribuidas al filósofo se refiere a su encuentro con el emperador Alejandro Magno. Se cuenta que, estando Diógenes en Corinto, dormía en un tonel o tinaja. Una vez llegó a la ciudad Alejandro, con su aparatoso ejército. Toda la población de Corinto fue a recibir al emperador, pero Diógenes era absolutamente indiferente al boato del rey, y se quedó sesteando ante su tonel. Entonces fue el propio Alejandro Magno quien, conocedor de la fama del filósofo, buscó a Diógenes. Le ofreció obsequiarle con los dones que el filósofo le solicitara. Pero Diógenes sólo le pidió una cosa: que el emperador se apartara, para que no le tapara el sol. El episodio es narrado o aludido en numerosas fuentes antiguas grecolatinas, incluyendo a Cicerón (<em>Tusculanae Disputationes</em> 5.32), Valerio Máximo (4.3.ext.4) y Plutarco (<em>Vida de Alejandro</em> 14). He aquí el relato más completo de los tres, el de Plutarco, en traducción castellana:<br /><br /><blockquote>Congregados los griegos en el Istmo, decretaron marchar con Alejandro a la guerra contra Persia, nombrándole general; y como fuesen muchos los hombres de Estado y los filósofos que le visitaban y le daban el parabién, esperaba que haría otro tanto Diógenes el de Sínope, que residía en Corinto. Mas éste ninguna cuenta hizo de Alejandro, sino que pasaba tranquilamente su vida en el barrio llamado Craneto; y así hubo de pasar Alejandro a verle. Hallábase casualmente tendido al sol, y habiéndose incorporado un poco a la llegada de tantos personajes, fijó la vista en Alejandro. Saludóle éste, y preguntándole enseguida si se le ofrecía alguna cosa, "muy poco —le respondió—; que te quites del sol". Dícese que Alejandro con aquella especie de menosprecio quedó tan admirado de semejante elevación y grandeza de ánimo, que, cuando retirados de allí empezaron los que le acompañaban a reírse y burlarse, él les dijo: "Pues yo a no ser Alejandro, de buena gana fuera Diógenes".</blockquote>He recibido hoy un libro adquirido en un portal de subastas de Internet: Ramón de Campoamor, <em>Poesías</em>, Madrid: Talleres Tipográficos Velasco, 1930.<br /><br /><img src="http://www.uco.es/~ca1lamag/blog/campoamor.jpg" /><br /><br />En esta antología se recoge el poema “Las dos grandezas” de Campoamor (perteneciente al grupo de poemas <em>Doloras</em>). Este poema relata por extenso la anécdota citada:<br /><br /><blockquote><p><strong>Las dos grandezas</strong><br /><br />Uno altivo, otro sin ley,<br />así dos hablando están.<br />–Yo soy Alejandro el rey.<br />–Y yo Diógenes el can.<br /><br />–Vengo a hacerte más honrada<br />tu vida de caracol.<br />¿Qué quieres de mí? – Yo, nada;<br />que no me quites el sol.<br /><br />–Mi poder... –Es asombroso,<br />pero a mí nada me asombra.<br />–Yo puedo hacerte dichoso.<br />–Lo sé, no haciéndome sombra.<br /><br />–Tendrás riquezas sin tasa,<br />un palacio y un dosel.<br />–¿Y para qué quiero casa<br />más grande que este tonel?<br /><br />– Mantos reales gastarás<br />de oro y seda. –¡Nada, nada!<br />¿No ves que me abriga más<br />esta capa remendada?<br /><br />–Ricos manjares devoro.<br />–Yo con pan duro me allano.<br />–Bebo el Chipre en copas de oro.<br />–Yo bebo el agua en la mano.<br /><br />–¿Mandaré cuanto tú mandes?<br />–¡Vanidad de cosas vanas!<br />¿Y a unas miserias tan grandes<br />las llamáis dichas humanas?<br /><br />– Mi poder a cuantos gimen,<br />va con gloria a socorrer.<br />–¡La gloria! capa del crimen;<br />crimen sin capa ¡el poder!<br /><br />– Toda la tierra, iracundo,<br />tengo postrada ante mí.<br />–¿Y eres el dueño del mundo,<br />no siendo dueño de ti?<br /><br />– Yo sé que, del orbe dueño,<br />seré del mundo el dichoso.<br />– Yo sé que tu último sueño<br />será tu primer reposo.<br /><br />–Yo impongo a mi arbitrio leyes.<br />–¿Tanto de injusto blasonas?<br />–Llevo vencidos cien reyes.<br />–¡Buen bandido de coronas!<br /><br />–Vivir podré aborrecido,<br />mas no moriré olvidado.<br />–Viviré desconocido,<br />mas nunca moriré odiado.<br /><br />–¡Adiós! pues romper no puedo<br />de tu cinismo el crisol.<br />–¡Adiós! ¡Cuán dichoso quedo,<br />pues no me quitas el sol!–<br /><br />Y al partir, con mutuo agravio,<br />uno altivo, otro implacable,<br />–¡Miserable! dice el sabio;<br />y el rey dice: –¡Miserable! </p></blockquote>El motivo del encuentro entre Diógenes y Alejandro fue objeto igualmente de variadas representaciones iconográficas, ya desde la Antigüedad. El siguiente bajorrelieve en mármol es de época antigua, si bien su mitad derecha (incluyendo la figura de Alejandro) fue restaurada en el siglo XVIII:<br /><br /><p align="center"><img src="http://www.uco.es/~ca1lamag/blog/diogenesalbani.jpg" /></p><br />El siguiente cuadro fue pintado por el pintor italiano Sebastiano Ricci (1659-1734):<br /><br /><img src="http://www.uco.es/~ca1lamag/blog/DiogenesSebastianoRicci.jpg" /><br /><br />Al redactar este <em>post</em>, he pensado que no deseo más de lo que tengo: no más dinero, influencia, reconocimiento, medro profesional. Muchas veces aspiro, tan solo, a que los numerosos mediocres, mafiosos, maledicentes, envidiosos y <a href="http://tradicionclasica.blogspot.com/2005/10/universidad-espaola-y-acceso-la-funcin.html">prevaricadores</a> que pululan en este mezquino mundo universitario me dejen, simplemente, en paz; dejen de hacer(me) sombra; me concedan, en fin, el supremo privilegio de no taparme los rayos del sol.Gabriel Lagunahttp://www.blogger.com/profile/08360042468628385481noreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-9141704.post-20039972479234457932007-03-02T02:14:00.000+01:002007-04-16T17:42:10.460+02:00Ab ipso ferroSí, sí, estoy de regreso, a pesar de la larga ausencia y de los sinsabores vividos en los últimos meses. Simplemente, no quería <a href="http://tradicionclasica.blogspot.com/2006/09/no-me-decepciones-dont-let-me-down.html">seguir decepcionando</a> a mis lectores, que durante este paréntesis de silencio han seguido posteando comentarios elogiosos o de ánimo en este <em>blog</em>. Gracias a todos por no desistir, por continuar ahí, por seguir mostrando algún aprecio o concediendo algún valor a estas bagatelas. Gracias, de verdad, por el ser y el estar. Por cierto, este blog cumplió su segundo año de publicación el año pasado (2006), en Diciembre. Dos años, ya, de marcha, pero no ininterrumpida y fluida, sino con altibajos, lagunas (<em><a href="http://tradicionclasica.blogspot.com/2005/03/nomen-omen_29.html">nomen omen</a></em>, jeje), períodos febriles de publicación y otros de desidia, alegrías y tristezas, éxitos (pocos) y fracasos (bastantes): ¿acaso no ese el ritmo, en definitiva, habitual de la vida?<br /><br />Diré, de pasada, que se volvió a celebrar el concurso de méritos (de cuya primera edición di cuenta <a href="http://tradicionclasica.blogspot.com/2005/10/universidad-espaola-y-acceso-la-funcin.html">aquí </a>y <a href="http://tradicionclasica.blogspot.com/2006/10/congreso-sobre-endogamia-y-acoso-en-la.html">aquí</a>) para acceso a una plaza como profesor titular de la Universidad de Jaén, en Diciembre de 2006. Y los eximios miembros de la comisión, instigados y adoctrinados por el ilustrísimo rector de la Universidad, volvieron a aplicar la <a href="http://esp.mexico.com/frasescelebres/index.php?method=una&id=2008&participacion=frase&idestado=">ley del encaje</a>, como en la primera edición, si bien esta vez de manera corregida y aumentada. No voy a pasar en silencio este ominoso y grave asunto, pero demoro el relato de los detalles para otra ocasión. Ahora quiero hablar de un tema cultural (de los que a mí me gustan), aunque relacionado por su contenido con la vicisitud sufrida.<br /><br /><em>Ab ipso ferro</em>: “del hierro mismo”. Ese fue el lema que se adscribió Fray Luis de León. Como emblema (esto es, acompañando el texto latino con un gráfico) se usó en las portadas de varias ediciones antiguas de su poesía. En el emblema aparece un escudo, con un árbol con ramas podadas y del que salen frescos brotes de hojas. Al pie del árbol, yace un hacha (la que se supone acaba de ser usada para la poda). La leyenda rodea todo el motivo:<br /><span style="font-size:130%;"><span style="font-size:130%;"></span></span><br /><span style="font-size:130%;"><span style="font-size:100%;"><blockquote><strong>AB IPSO FERRO</strong></blockquote></span></span>El sintagma latino procede de la <em>Oda</em> 4.4 de Horacio, versos 57-60. Ahí el poeta latino expone que los romanos se recuperan de sus derrotas, y emergen con fuerzas renovadas, al igual que la encina rebrota con vigor redoblado tras ser podada a hierro:<br /><br /><blockquote>duris ut ilex tonsa bipennibus<br />nigrae feraci frondis in Algido,<br />per damna, per caedis ab ipso<br />ducit opes animumque ferro<br /><br />Como la encina, podada por las duras hachas,<br />de negra fronda, en el fértil Álgido,<br />a pesar de daños y cortes, del mismo<br />hierro toma fuerzas y vigor</blockquote>Fray Luis de León parafraseó y comentó estos versos horacianos en varios lugares de su obra. En su Oda XII (<em>A Felipe Ruiz</em>), vv. 31-35, introduce una traducción parafrástica de los versos horacianos:<br /><blockquote>Bien como la ñudosa<br />carrasca, en alto risco desmochada<br />con hacha poderosa,<br />del ser despedazada<br />del hierro torna rica y esforzada; </blockquote>No es descabellado suponer que Antonio Machado tuvo en cuenta la estrofa de Horacio o la versión de Fray Luis (o ambas) cuando escribió el famoso poema “A un olmo seco”, del libro <em>Campos de Castilla </em>(1912). La motivación biográfica de este poema es clara. Machado escribió el poema en Mayo de 1912, cuando Leonor, su joven esposa, estaba muy enferma (moriría en julio). El olmo moribundo simboliza a Leonor. Pero el poeta abriga un rayo de esperanza: al igual que el olmo puede reverdecer en primavera, Leonor puede recuperarse del "hachazo" de su enfermedad. No me resisto a copiar aquí, una vez más, el texto completo de este maravilloso poema:<br /><br /><blockquote><p><strong>A UN OLMO SECO</strong></p><p>Al olmo viejo, hendido por el rayo<br />y en su mitad podrido,<br />con las lluvias de abril y el sol de mayo,<br />algunas hojas verde le han salido.<br />¡El olmo centenario en la colina<br />que lame el Duero! Un musgo amarillento<br />le mancha la corteza blanquecina<br />al tronco carcomido y polvoriento.<br />No será, cual los alamos cantores<br />que guardan el camino y la ribera,<br />habitado de pardos ruiseñores.<br />Ejército de hormigas en hilera<br />va trepando por él, y en sus entrañas<br />urden sus telas grises las arañas.<br />Antes que te derribe, olmo del Duero,<br />con su hacha el leñador, y el carpintero<br />te convierta en melena de campana,<br />lanza de carro o yugo de carreta;<br />antes que, rojo en el hogar, mañana<br />ardas de alguna misera caseta<br />al borde de un camino;<br />antes que te descuaje un torbellino<br />y tronche el soplo de las sierras blancas;<br />antes que el río hacia la mar te empuje,<br />por valles y barrancas,<br />olmo, quiero anotar en mi cartera<br />la gracia de tu rama verdecida.<br />Mi corazón espera<br />también hacia la luz y hacia la vida,<br />otro milagro de la primavera.<br /><br /><em>Soria, 1912</em></p></blockquote>Obviamente, hay diferencias entre el poema de Machado y sus fuentes. En el texto machadiano, el árbol está prácticamente seco, pero no de resultas de una poda, sino por efecto del rayo y del abandono (adviértase, no obstante, que Machado también alude al hacha en el verso 16, como probable reminiscencia de Horacio y de Fray Luis). Y ese árbol, medio muerto ya y antes de perecer del todo, rebrota por efecto de la primavera. Esa primavera para don Antonio simboliza la recuperación que él anhela para su joven esposa.<br /><br />Por cierto, una primavera muy real, y no figurada, es la que va brotando, asomando y despuntando, por la naturaleza. Como humilde celebración de esta primavera incipiente, como agradecimiento a mis lectores y <a href="http://tradicionclasica.blogspot.com/2006/03/primer-azahar-de-la-primavera.html">como ya hice una vez (hace ahora justo un año)</a>, despido este <em>post</em> con un haiku “primaveral” en latín, con traducción castellana:<br /><br /><blockquote>Nec aestum nec<br />hiemem: aeternum ver<br />tecum ago.<br /><br />Ni verano ni invierno:<br />estar contigo es vivir<br />eterna primavera. </blockquote>Gabriel Lagunahttp://www.blogger.com/profile/08360042468628385481noreply@blogger.com33tag:blogger.com,1999:blog-9141704.post-1161532781911218542006-10-22T17:16:00.000+02:002007-09-25T10:58:51.266+02:00Congreso sobre endogamia y acoso en la UniversidadEsta entrada ha sido suprimida de este blog, pero puede leerse <a href="http://universidadespanola.blogspot.com/2007/09/congreso-sobre-endogamia-y-acoso-en-la.html">aquí</a>.Gabriel Lagunahttp://www.blogger.com/profile/08360042468628385481noreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-9141704.post-1161026338331796922006-10-16T21:08:00.000+02:002007-04-16T17:37:38.058+02:00Será como volver a casaPodría haber titulado también este <em>post</em> “L’enfer c’est nous” (El infierno somos nosotros). El Infierno no existe, al menos como lo concibe el dogma católico: como el lugar de castigo donde las almas de los pecadores son condenadas, a su muerte, a eterno suplicio y sufrimiento. En otro <em>post </em>hablaré, quizá (o quizá no), sobre la historia del concepto de Infierno en Occidente, porque es una invención muy curiosa de algunos padres de la Iglesia Católica, con falsificación y manipulación desvergonzadas de los textos bíblicos.<br /><br />Pero ahora quiero detenerme en un tópico filosófico y literario: el postulado de que el Infierno existe, sí, pero no en ningún lugar subterráneo ni tras la muerte de los hombres, sino aquí (en la tierra) y ahora (mientras vivimos). Somos nosotros los que nos forjamos nuestro propio Infierno (<em>L’enfer, c’est nous</em>), alentando actitudes, pensamientos y sentimientos que nos hacen sufrir; y también construimos el Infierno para los demás, cuando les hacemos la puñeta (y así lo sostuvo <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Jean-Paul_Sartre">Jean Paul Sartre</a>: <em>L’enfer, c’est les autres</em>).<br /><br />En la novela <em><a href="http://www.lorenzo-silva.com/index_espanol.htm">El alquimista impaciente</a> </em>(2000), de <a href="http://www.lorenzo-silva.com/">Lorenzo Silva</a>, los investigadores interrogan a un individuo, Críspulo Ochaita, sospechoso de asesinato. Ochaita, en realidad, es inocente del asesinato que se le imputa, y está sufriendo además una enfermedad en su estadio terminal (por lo que muere en la novela poco después de este diálogo):<br /><br /><br /><blockquote>–Mira, sargento –volvió a hablar Ochaita, sin dejar de enfrentarme–. No sé cuánto me queda. No sé si serán quince días, o diez, o dos. No he tenido mala vida: lo he pasado bien, me he salido con la mía muchas veces y he podido darme caprichos que muchos nunca consiguen. Pero ahora todo me la sopla, [...] Es más, si alguna vez hubiera matado a alguien, ahora me daría el gustazo de confesarlo. No es que no crea en el infierno. Vaya sí creo: he vivido allí. Por eso no me importa lo que me espera. <em>Después de todo, será como volver a casa</em>.</blockquote><br />¿Cuál es el <em>pedigree </em>clásico de esta concepción? <a href="http://en.wikipedia.org/wiki/Lucretius">Lucrecio</a> pretendió difundir en Roma la <a href="http://en.wikipedia.org/wiki/Epicureanism">filosofía epicúrea</a>, bajo el ropaje de la poesía didáctica: escribió un precioso poema titulado <em>De rerum natura</em>, sobre el que ya hemos comentado más de una vez en este <em>blog</em>. Uno de los postulados de la filosofía epicúrea es que el Infierno no existe, entre otras razones, porque las almas de los hombres no sobreviven a la muerte de las personas. En un largo pasaje del libro III (versos 978-1023), Lucrecio argumenta que los castigos convencionales del Infierno (los de Tántalo, Ticio, las Dánaides) en realidad son metáforas de los sufrimientos que experimentamos en vida, fruto de nuestros vicios morales. He aquí algunos versos (978-983, 992-997):<br /><br /><br /><blockquote>Atque ea ni mirum quae cumque Acherunte profundo<br />prodita sunt esse, in vita sunt omnia nobis.<br />nec miser inpendens magnum timet aëre saxum<br />Tantalus, ut famast, cassa formidine torpens;<br />sed magis in vita divom metus urget inanis<br />mortalis casumque timent quem cuique ferat fors. [...]<br /><br />sed Tityos nobis hic est, in amore iacentem<br />quem volucres lacerant atque exest anxius angor<br />aut alia quavis scindunt cuppedine curae.<br />Sisyphus in vita quoque nobis ante oculos est,<br />qui petere a populo fasces saevasque secures<br />imbibit et semper victus tristisque recedit.<br /><br />Y no cabe duda de que cuantos castigos del profundo Aqueronte<br />transmite la leyenda, todos los encontramos en vida.<br />No existe un Tántalo desdichado que tema la enorme roca<br />suspendida en el aire, como se cuenta, paralizado por vano terror;<br />sino más bien en vida, el vano temor a los dioses agobia<br />a los mortales, y temen la vicisitud que a cada uno les depare el azar.<br /><br />En realidad, para nosotros Ticio es aquél a quien, abatido por el amor,<br />lo laceran los buitres y lo recome una ansiosa angustia,<br />o bien lo desgarran las cuitas de cualquier otra pasión.<br />Sísifo existe también, pero en vida y ante nuestros ojos:<br />es quien anhela conseguir del pueblo los haces y soberbias segures,<br />y se retira siempre derrotado y mohíno.</blockquote><br />Lope de Vega desarrollará el mismo tópico en el Soneto 54 de su libro <em>Rimas humanas </em>(1609). Siguiendo claramente a Lucrecio, Lope compara a los condenados legendarios del Infierno (Dánaides, Tántalo, Ixión, Sísifo, Prometeo) con el sufrimiento íntimo provocado por los celos de amor:<br /><br /><br /><blockquote>Que eternamente las cuarenta y nueve<br />pretendan agotar el lago Averno;<br />que Tántalo del agua y árbol tierno<br />nunca el cristal ni las manzanas pruebe;<br /><br />que sufra el curso que los ejes mueve<br />de su rueda Ixión, por tiempo eterno;<br />que Sísifo, llorando en el infierno,<br />el duro canto por el monte lleve;<br /><br />que pague Prometeo el loco aviso<br />de ser ladrón de la divina llama,<br />en el Caucaso, que sus brazos liga;<br /><br />terribles penas son, mas de improviso<br />ver otro amante en brazos de su dama,<br />si son mayores, quien los vio los diga.</blockquote><br />También Quevedo considera que está sufriendo, en vida, el Infierno del amor en su corazón: “mi corazón es reino del espanto”.<br /><br /><br /><blockquote>PERSEVERA EN LA EXAGERACIÓN DE SU<br />AFECTO AMOROSO Y EN EL EXCESO DE SU PADECER<br /><br />En los claustros del alma la herida<br />yace callada; mas consume hambrienta<br />la vida, que en mis venas alimenta<br />llama por las medulas extendida.<br /><br />Bebe el ardor hidrópica mi vida,<br />que ya ceniza amante y macilenta,<br />cadáver del incendio hermoso, ostenta<br />su luz en humo y noche fallecida.<br /><br />La gente esquivo, y me es horror el día;<br />dilato en largas voces negro llanto,<br />que a sordo mar mi ardiente pena envía.<br /><br />A los suspiros di la voz del canto,<br />la confusión inunda l'alma mía:<br />mi corazón es reino del espanto.</blockquote><br />Tengo incluso una hipótesis sobre dónde concretamente leyeron Lope de Vega y Quevedo el texto de Lucrecio: seguramente en alguna de las antologías o polianteas de textos latinos que tanto éxito tuvieron durante el siglo XVI, en las que los extractos se englobaban bajo epígrafes que representaban tópicos y motivos. Los tópicos, a su vez, se organizaban en orden alfabético. Un probable candidato sería el libro <em>Illustrium poetarum flores</em>, de Octaviano Mirándula. Conoció muchas ediciones. Una joya de mi biblioteca es un ejemplar de este libro, de 1553, cuya portada es ésta:<br /><br /><br /><img src="http://www.uco.es/~ca1lamag/blog/mirandulaportada.jpg" /><br /><br />Y el texto de Lucrecio (una porción) está reproducido en la página 347, bajo el tópico "De Inferno" y el epígrafe "An sit inferni poena aliqua & quod non sit, secundum quorundam insulsam opinionem" (Si existe algún castigo en el Infierno, y lo que no es, según la necia opinión de algunos):<br /><br /><br /><img src="http://www.uco.es/~ca1lamag/blog/mirandulap347.jpg" /><br /><br />Así que, ya saben, no hay nada que temer: si damos por buena la opinión de Lucrecio, el Infierno no existe; nos lo creamos nosotros mismos, en vida. Y si el Infierno existiera, no hay duda de que cuando lleguemos allí... <em>será como volver a casa</em>. Pues que tarde lo más posible...<br /><br />Technorati tags: <a href="http://technorati.com/tag/Epicureanism" rel="tag">Epicureanism</a>, <a href="http://technorati.com/tag/literary+topoi" rel="tag">literary topoi</a>, <a href="http://technorati.com/tag/hell" rel="tag">hell</a>, <a href="http://technorati.com/tag/Lucretius" rel="tag">Lucretius</a>, <a href="http://technorati.com/tag/Lope+Vega" rel="tag">Lope de Vega</a>, <a href="http://technorati.com/tag/Quevedo" rel="tag">Quevedo</a>, <a href="http://technorati.com/tag/Lorenzo+Silva" rel="tag">Lorenzo Silva</a>, <a href="http://technorati.com/tag/classical+tradition" rel="tag">Classical Tradition</a>Gabriel Lagunahttp://www.blogger.com/profile/08360042468628385481noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-9141704.post-1160570683151968752006-10-11T14:19:00.000+02:002007-04-16T17:27:21.479+02:00Contigo, pan y cebolla (o... ¿se puede vivir de amor y de agua fresca?)La expresión “contigo, pan y cebolla” es mucho más que una trillada frase proverbial. Refleja una realidad de la naturaleza humana y resume, por otro lado, el contenido de un tópico literario.<br /><br />Cuando el enamoramiento invade a un sujeto (un enamoramiento intenso, reciente), en el organismo del enamorado se desencadena una respuesta neurofisiológica, que incluye la liberación en el cerebro de una droga natural, generada por el propio organismo: la feniletilamina. Esta sustancia tiene las propiedades farmacológicas de la anfetamina: causa “síntomas de amor” como el insomnio y la inapetencia, y suprime la sensación de fatiga. El enamorado, dopado por esta droga del amor, se siente valiente e inmune a los peligros. Apelo ahora a la experiencia y recuerdos de mis lectores: ¿no hemos experimentado, cuando estamos enamorados y acompañamos a la novia a casa por la noche, la sensación de ser inmunes a los riesgos callejeros: por ejemplo, a ser asaltados por malhechores?<br /><br />Pero, a lo que iba, la feniletilamina induce al sujeto a sentirse también resistente a la fatiga, a la sed y al hambre. Esa es la razón por la que “siente”, literalmente, que si está en compañía de la persona amada, no necesita medios materiales para sustentarse (comida, bebida). De ahí el refrán castellano: <em>Contigo, pan y cebolla</em>. Los franceses expresan la misma convicción más poéticamente: “vivre d’amour et d’eau fraîche” (vivir de amor y de agua fresca)*.<br /><br />Ese sentimiento, esa convicción, es también un tópico literario con raíces clásicas. Como ya comenté en <a href="http://tradicionclasica.blogspot.com/2006/03/cuando-el-amor-no-deja-trabajar-or-why.html">otro post, a propósito de la desidia que causa el amor</a>, en este caso también los antiguos se limitan a desarrollar como tópico literario la descripción de un estado neurofisiológico. Así, los poetas elegíacos latinos <a href="http://www.uco.es/~ca1lamag/Julio2003.htm#[1]">proclaman repetidas veces que ellos prefieren el amor a las riquezas</a>. Más concretamente, a veces especifican que, con tal de estar con la mujer amada, no les importa vivir en la penuria de medios materiales (pseudo-Tibulo 3.3.23-24, 29-32):<br /><br /><blockquote>Sit mihi paupertas tecum iucunda, Neaera,<br />At sine te regum munera nulla volo. [...]<br /><br />Nec me regna iuvant nec Lydius aurifer amnis<br />Nec quas terrarum sustinet orbis opes.<br />Haec alii cupiant, liceat mihi paupere cultu<br />Securo cara coniuge posse frui.<br /><br />¡Viva yo contigo, Neera, en feliz pobreza,<br />pero sin ti no quiero ni los regalos de los reyes! [...]<br /><br />No me complacen los reinos, ni el río lidio, rico en oro,<br />ni cuantas riquezas contiene el orbe terráqueo.<br />Que otros anhelen eso: ojalá pueda yo, con pobre sustento,<br />difrutar sin cuita de mi querida mujer.</blockquote><br />Modernamente, el poeta francés Jacques Prévert (de quien ya cité otro poema <a href="http://tradicionclasica.blogspot.com/2006/08/la-retrica-del-silencio.html">aquí</a>) elabora una <a href="http://www.uco.es/~ca1lamag/Diciembre2004.htm">fantasía o sueño erótico</a>, con una atmósfera onírica y surrealista: se siente capaz de vivir en la pobreza absoluta, desnudo y en el desierto, con su amada, sustentándose sólo de ese amor... y de agua fresca (me preocupa dónde piensa encontrar agua fresca en el desierto, a no ser que se imagine cerquita de un oasis, pero los sueños, claro está, son libres y pueden permitirse el lujo de ser incongruentes):<br /><br /><blockquote><p><strong>À quoi rêvais-tu?</strong><br /><br />Vêtue puis revêtue<br />à quoi rêvais-tu<br />dévêtue<br /><br />Je laissai mon vison au vestiaire<br />et nous partions dans le désert<br /><strong>Nous vivions d'amour et d'eau fraîche</strong><br />nous nous aimions dans notre misère<br />nous mangions notre linge sale en famine<br />et sur la nappe de sable noir<br />tintait la vaisselle du soleil<br /><strong>Nous vivions d'amour et d'eau fraîche</strong><br />J'étais ta nue propriété.<br /></p><p><br /><strong>¿Con qué soñabas?</strong><br /><br />Vestida y vuelta a vestir,<br />¿con qué soñabas tú<br />desvestida?<br /><br />Dejé mi visón en el guardarropa<br />y nos marchábamos al desierto<br /><strong>Vivíamos de amor y de agua fresca</strong><br />nos amábamos en nuestra penuria<br />nos comíamos nuestra ropa sucia, de hambre<br />y sobre el mantel de arena negra<br />tintineaba la vajilla del sol<br /><strong>Vivíamos de amor y de agua fresca</strong><br />Yo era tu desnuda propiedad</p></blockquote><br />Y también el cantautor Joaquín Sabina retoma la expresión “pan y cebolla”, para caracterizar una relación de pareja, en su canción “Eva tomando al sol”, perteneciente al disco <em>El hombre del traje gris</em> (1988). La canción puede escucharse <a href="http://www.uco.es/~ca1lamag/blog/evatomandoelsol.mp3">aquí</a> (fichero mp3 de 5 megas), y la primera parte de la letra dice:<br /><br /><blockquote>Todo empezó cuando aquella serpiente<br />me trajo una manzana y dijo: “prueba”<br />Yo me llamaba Adán, seguramente<br />tú te llamabas Eva.<br /><br />Vivíamos de squatters en un piso<br />abandonado de Moratalaz,<br />si no has estado allí no has visto<br />el Paraíso Terrenal.<br /><br />Cogimos un colchón de una basura,<br />dos sillas y una mesa con tres patas,<br />mientras yo emborronaba partituras<br />tú freías las patatas.<br /><br />Plantamos cañamones de Ketama<br />y un tiesto nos creció ante el ventanal<br />con una rama de árbol de la ciencia<br />del bien y del mal.<br /><br />A Eva le gustaba estar morena<br />y se tumbaba cada tarde al sol,<br />nadie vió nunca una sirena<br />tan desnuda en un balcón.<br /><br />Pronto en cada ventana hubo un marido<br />a la hora en que montaba el show mi chica,<br />aunque la tele diera en diferido<br />el Real Madrid-Benfica.<br /><br />Un día la víbora del entresuelo<br />en trance a su consorte sorprendió,<br />formó un revuelo y telefoneó<br />al cero noventa y dos.<br /><br />Y como no teníamos apellidos,<br />ni hojas de parra, ni un tío concejal,<br />ni más Dios que Cupido<br />no sirvió de nada protestar.<br /><br /><em>Eva tomando el sol<br />bendito descontrol,<br /><strong>besos, cebolla y pan…</strong><br />¿qué más quieres Adán?</em></blockquote><br /><span style="font-size:85%;">* Gracias a Mónica M. Martínez por haberme recordado la expresión francesa, por haberme dado a conocer el poema de J. Prévert y, en definitiva, por sugerir el tema de este <em>post</em>.</span><br /><br />Technorati tags: <a href="http://technorati.com/tag/contigo+pan+cebolla" rel="tag">Contigo, pan y cebolla</a>, <a href="http://technorati.com/tag/Tibullus" rel="tag">Tibullus</a>, <a href="http://technorati.com/tag/love+poetry" rel="tag">love poetry</a>, <a href="http://technorati.com/tag/jacques+prevert" rel="tag">Jacques Prévert</a>, <a href="http://technorati.com/tag/joaquin+sabina" rel="tag">Joaquín Sabina</a>, <a href="http://technorati.com/tag/literary+topoi" rel="tag">literary topoi</a>, <a href="http://technorati.com/tag/classical+tradition" rel="tag">Classical Tradition</a>Gabriel Lagunahttp://www.blogger.com/profile/08360042468628385481noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-9141704.post-1159035237252944742006-09-23T19:33:00.000+02:002007-04-16T17:37:47.539+02:00No me decepciones (Don’t let me down)Desde nuestro nacimiento, y a lo largo de nuestra vida, las personas somos motivo de esperanza y expectativa para los que nos rodean. Somos una continua promesa. Cuando nacemos, nuestros progenitores abrigan la esperanza de que seremos hijos obedientes y afectuosos, estudiantes aplicados, ejemplares profesionales y ciudadanos, y, finalmente, un báculo para su vejez: en suma, hijos de los que sentirse orgullosos. Nuestros hermanos confían en que seremos compañeros de juegos, cómplices, bastiones fraternales. Según vamos creciendo, nuestros amigos esperarán de nosotros lealtad, ayuda mutua, amistad. Nuestros colegas confían en que podrán contar con nuestra colaboración diligente. Nuestra pareja espera amor, soporte mutuo, fidelidad, comprensión. Nuestros hijos esperan ávidamente recabar de nosotros cariño, educación equilibrada, dedicación generosa, protección. Y así en todos los ámbitos de las relaciones humanas.<br /><br />Sin embargo, conforme crecemos y vivimos, vamos defraudando esas esperanzas; decepcionamos las expectativas e incumplimos las promesas que hicimos implícitamente por el mero hecho de existir. Esta decepción que suscitamos a nuestro paso tiene una vertiente positiva y otra negativa, como casi todo en la vida. La faceta negativa es el malestar que sentimos por el hecho de no estar a la altura de lo que esperaban y esperan los demás de nosotros. La parte positiva es que, al fin y al cabo, puesto que decepcionar es algo inherente al proceso mismo de vivir, si decepcionamos es porque estamos viviendo, porque seguimos vivos.<br /><br />Yo al menos, que he alcanzado una mediana edad (a la que se podría calificar como <a href="http://tradicionclasica.blogspot.com/2004/12/quiero-ser-un-viejo-verde.html">verde</a> madurez o madura juventud), a estas alturas de mi vida he tenido tiempo y ocasión para haber decepcionado ya a mis padres (a ellos, los primeros), a mis hermanos, a mis amigos, a mis antiguas novias, a mi mujer (especialmente a ella), a mis hijos (especialmente a ellos), a mis colegas y a mis alumnos; y ahora, como autor de este <em>blog</em>, <a href="http://tradicionclasica.blogspot.com/2006/07/tiempos-dficiles.html">supongo que también a mis lectores</a>, de palabra, obra u omisión.<br /><br />Consideremos un caso particular: la decepción que se infligen mutuamente los miembros de una pareja. Cuando se conocen, todo es expectativa de felicidad. Pero el paso del tiempo y la convivencia (la <em>con-vivencia</em>: la vida-en-común, el acto-de-vivir-juntos) hacen que afloren los defectos de carácter y de actitud que antes se mantenían ocultos o se disimulaban. Entonces se van erosionando las expectativas y esperanzas que se alentaban en los comienzos. Y cada uno de los miembros de la pareja empieza a decepcionar al otro (o visto al revés: cada uno empieza a sentirse decepcionado por la otra parte). Si la decepción se hace crítica, entonces caben dos opciones: o el conformismo y la adaptación; o la ruptura. En el fondo, siempre una ruptura se produce porque sentimos que nuestra pareja ha decepcionado las esperanzas que habíamos depositado en ella.<br /><br />Curiosa pero comprensiblemente, el ser humano es mucho más proclive a acusar la decepción causada por los demás en sí mismo, que a reconocer la decepción que él mismo causa en los demás. En el caso de la ruptura de una pareja, cada uno de los miembros suele recordar mucho más la decepción sufrida que la decepción causada. Pero aduciré aquí ejemplos literarios de ambas posibilidades. El poeta latino Catulo decide poner fin a su relación con su amada Lesbia (poema 76). Se trata de un poema que englobamos en el género de la <em>renuntiatio amoris</em> (renuncia al amor, ruptura amorosa). Ahora bien, Catulo considera que su actitud ha sido impecable hacia Lesbia en todos los sentidos, y que ha sido ella la que, por deslealtad, ha defraudado las expectativas que él tenía sobre ella:<br /><br /><blockquote>Si qua recordanti benefacta priora voluptas<br />est homini, cum se cogitat esse pium<br />nec sanctam violasse fidem, nec foedere nullo<br />divum ad fallendos numine abusum homines:<br />multa parata manent in longa aetate, Catulle,<br />ex hoc ingrato gaudia amore tibi.<br />nam quaecumque homines bene cuiquam aut dicere possunt<br />aut facere, haec a te dictaque factaque sunt:<br />omnia quae ingratae perierunt credita menti.<br />quare cur te iam amplius excrucies?<br />quin tu animo offirmas atque istinc teque reducis,<br />et dis invitis desinis esse miser?<br />difficilest longum subito deponere amorem,<br />difficilest, verum hoc, qua lubet, efficias:<br />una salus haec est, hoc est tibi pervincendum,<br />hoc facias, sive id non pote sive pote. -<br />o di, si vestrumst misereri, aut si quibus umquam<br />extremo, iam ipsa in morte, tulistis opem,<br />me miserum aspicite et, si vitam puriter egi,<br />eripite hanc pestem perniciemque mihi!<br />hei mihi, subrepens imos ut torpor in artus<br />expulit ex omni pectore laetitias.<br />non iam illud quaero, contra me ut diligat illa,<br />aut, quod non potis est, esse pudica velit:<br />ipse valere opto et taetrum hunc deponere morbum.<br />o di, reddite mi hoc pro pietate mea!<br /><br />Si algún placer obtiene un hombre de recordar sus buenas<br />acciones, cuando rememora que ha sido leal,<br />que no ha transgredido la sagrada lealtad ni ha abusado en pacto alguno<br />de la santidad de los dioses para defraudar a las personas,<br />te aguardan muchas alegrías, Catulo, durante una larga vida,<br />a raíz de este amor que no ha correspondido.<br />Pues cuanto los hombres pueden hacer o decir bien,<br />todo eso ha sido dicho y hecho por ti.<br />todo lo cual cayó en saco roto, confiado a un corazón desleal:<br />por tanto, ¿por qué vas a atormentarte más,<br />por qué no cobras fuerzas y vuelves en ti,<br />y dejas de ser desdichado, contra la voluntad de los dioses?<br />Ardua tarea es deponer de pronto un largo amor,<br />ardua, pero hazlo a toda costa:<br />esa es la única salvación, eso debes superar,<br />eso debes hacer, tanto si es posible como si no.<br />¡Oh, dioses, si es propio de vosotros la compasión, si alguna vez a algunos<br />ofrecisteis ayuda ya en la misma muerte,<br />contempladme a mí, desdichado, y, si he vivido honradamente,<br />arrancadme esta enfermedad y esta perdición,<br />que, infiltrándose como una parálisis en mis médulas,<br />me ha arrancado de todo el pecho la alegría de vivir!<br />No pretendo ya esto, que me corresponda en amor,<br />o, lo que es imposible, que quiera ser honesta.<br />Deseo reponerme yo y curarme de esta penosa enfermedad:<br />oh, dioses, devolvedme esto a cambio de mi lealtad.</blockquote>En cambio, documentamos la visión contraria (lo que es mucho más infrecuente) en un poema moderno de <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Felipe_Benítez_Reyes">Felipe Benítez Reyes</a>: aquí, el sujeto lírico argumenta que, cuando se produce una ruptura amorosa, uno debe recapacitar sobre la decepción que ha causado en su pareja. Esta decepción ha sido la causa de la ruptura o del abandono:<br /><br /><blockquote><strong>ADVERTENCIA</strong><br /><br />Si alguna vez sufres -y lo harás-<br />por alguien que te amó y que te abandona,<br />no le guardes rencor ni le perdones:<br />deforma su memoria el rencoroso<br />y en amor el perdón es sólo una palabra<br />que no se aviene nunca a un sentimiento.<br />Soporta tu dolor en soledad,<br />porque el merecimiento aun de la adversidad mayor<br />está justificado si fuiste<br />desleal a tu conciencia, no apostando<br />sólo por el amor que te entregaba<br />su esplendor inocente, sus intocados mundos.<br /><br />Así que cuando sufras -y lo harás-<br />por alguien que te amó, procura siempre<br />acusarte a ti mismo de su olvido<br />porque fuiste cobarde o quizá fuiste ingrato.<br />Y aprende que la vida tiene un precio<br />que no puedes pagar continuamente.<br />Y aprende dignidad en tu derrota,<br />agradeciendo a quien te quiso<br />el regalo fugaz de su hermosura.<br /><br />(Del libro <em>Los vanos mundos</em>, 1985)</blockquote>Gabriel Lagunahttp://www.blogger.com/profile/08360042468628385481noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-9141704.post-1158180303554134832006-09-13T22:36:00.000+02:002007-04-16T17:27:21.480+02:00Ensalmos de amor (o... qué hacer si no puedes vivir sin ella)Imaginemos que estamos enamorados de alguien. La persona amada no nos corresponde, bien porque no acepta entablar una relación amorosa con nosotros, o bien porque ha puesto fin a la relación (un caso particular y frecuente es cuando nuestra pareja nos abandona por un tercero). Estamos padeciendo la peor enfermedad que se puede sufrir en el campo de los sentimientos: el amor no correspondido (<em>ingratus amor</em>).<br /><br />¿Qué cabe ante esta situación? Quizá todavía podemos intentar disuadir a la persona amada de sus intenciones vejatorias y "dejatorias": escribirle poemas o canciones; enviarle flores con notitas obsequiosas, o cualquier otro tipo de regalos suntuosos; tocarle serenatas; intentar persuadirla, bombardeándola con llamadas, emails y sms; y, ya en último extremo, chantajearla emocionalmente, con la amenaza de suicidarnos si no nos corresponde (nos sorprendería conocer estadísticamente cuántas parejas y matrimonios se han constituido o se han salvado de una ruptura porque uno de los miembros amenazó al otro con quitarse la vida si era abandonado: yo conozco más de un caso).<br /><br />Si todos nuestros esfuerzos y denuedos son inútiles, cabe poner en práctica algunas argucias para olvidar nuestro amor, sobre las que Ovidio disertó por extenso en su libro <em>Remedia amoris</em> ("Remedios contra el desamor"): podríamos reconducir nuestras energías hacia otras actividades, siempre intentando evitar la ociosidad (es lo que llamaba Freud sublimar la pulsión sexual); o poner tierra y tiempo por medio (¿no dicen que la distancia es el olvido?); o pensar mal de la persona amada y aquilatar sus defectos, para ir alentando odio y rencor por ella en nuestro fuero interno.<br /><br />Otros recursos que se me ocurren a mí (pero que Ovidio excluye de sus recomendaciones) son: cortejar y seducir a otra persona (ya se sabe: a rey muerto, rey puesto); o drogarnos o emborracharnos para embotar el sufrimiento. Pero, en fin, si nuestro padecimiento es realmente extremo y desesperado, si es literalmente cierto eso de que <a href="http://sinopuedesvivirsinm.blogspot.com/">“no podemos vivir sin ella”</a>*, lo más congruente y digno es... sí, consumar las amenazas suicidas, para no ser de los que amagan el tiro y esconden la mano: y es que no se puede negar que no hay nada más elegante y romántico que un suicidio de amor. Los procedimientos para autoinmolarse que tienen <em>pedigree</em> clásico son muy variados (el método de Sócrates, que es la cicuta, aunque vale cualquier veneno; el baño turco con sangría, como Séneca; o una daga con que practicarse una especie de harakiri, como Peto), pero uno bastante apropiado en caso de motivación amorosa sería dejarse morir de inanición (para exhibir una agonía lenta y vistosa, y provocar más mella moral en la persona amada, causante de la misma).<br /><br />Ahora bien, al menos desde el punto de vista de la tradición cultural, el suicidio de amor más típico consiste en precipitarse desde un acantilado o desfiladero, como según la leyenda hizo <a href="http://en.wikipedia.org/wiki/Sappho">Safo</a> desde un acantilado en la isla griega de Léucade, cuando no pudo soportar el desdén de Faón; y como después, en imitación de ella, hicieron numerosos enamorados desesperados (de todas formas, para quien no quiera o no pueda costearse un viaje a la isla jónica, sugiero tres emplazamientos adecuados en el sur peninsular: el mirador de Vejer de la Frontera (Cádiz); el tajo de Ronda (Málaga); o algún acantilado del Algarve portugués). Por cierto, el pintor modernista <a href="http://www.musee-moreau.fr/index_u1l2.htm">Gustave Moreau</a> (1826-1898) estuvo obsesionado por el suicidio de Safo, hasta el punto de que pintó el episodio en varios estadios (Safo asomada al precipicio; Safo en plena caída; Safo ya abatida). Valga como ejemplo este cuadro, titulado <em>La mort de Sappho</em>:<br /><br /><img src="http://www.uco.es/~ca1lamag/blog/sappho.jpg" /><br /><br />También es cierto que, antes de llegar a ese extremo, cabría intentar un procedimiento que bastantes griegos y romanos consideraban efectivo: la magia (a pesar de que Ovidio disuadiera de esta práctica en <em>Remedia amoris</em>). Muchos griegos o romanos practicaban embrujos, ensalmos, sortilegios, para granjearse un amor refractario. Tenemos documentación de esto en griego y latín (de lo que no tenemos documentación es de si fueron efectivos o no en la consecución de sus objetivos).<br /><br />Por ejemplo, un tal Félix quiere conseguir el amor de una tal Vetia. Conjura a las divinidades infernales, para que éstas instilen amor por él en Vetia, inscribiendo el ensalmo en una tablilla de plomo. El texto latino es lagunoso (y además, con faltas de ortografía y de gramática) y la traducción que yo ofrezco, sólo aproximada:<br /><blockquote>Ope commendo ...infernales ut non... me contemnere, sed faciat quodcumque desidero Vettia quem peperit Optata, vobis enim adiubantibus ut amoris mei causa non dormiat, non cebum non escam accipere possit. [...] obligo Vettie [quam] peperit Optata sensum sapientiam et intellectum et voluntantem, ut amet me Felicem quem peperit Fructa ex ha die ex hac ora, ut obliviscatur patris et matris et propinquorum suorum et amicorum omnium et aliorum virorum amoris mei autem Felicem quem peperit Fructa, Vettia quem peperit Optata solum me in mente habeat... dormiens vigilans uratur frigat... ardeat Vettia quam peperit Optata... amoris et desideri mei.<br /><br />Con este rito os conjuro, dioses infernales, a que no consintáis que me desdeñe, sino que haga lo que yo ansío Vetia, a la que parió Optata; a que, gracias efectivamente a vuestra ayuda, no duerma por causa de mi amor, no pueda ingerir comida ni alimento. Enajeno, de Vetia, a la que parió Optata, el sentido, la prudencia, la mente y la voluntad, para que me ame a mí, Félix, a quien parió Fructa, desde este día y desde esta hora, para que se olvide de su padre y de su madre y de sus parientes y de sus amigos y de los otros hombres, por amor a mí, Félix, a quien parió Fructa. Que Vetia, a quien parió Optata, sólo a mí tenga en su mente, durmiendo o despierta, y se abrase, se hiele, se queme Vetia, a la que parió Optata, por amor y deseo de mí.</blockquote>Esto es un ensalmo real, pero también se han conservado versiones literarias de estos embrujos de amor (<em>carmina amoris</em>). Por ejemplo, el <em>Idilio</em> II de Teócrito, donde Simeta, locamente enamorada de Delfis, pronuncia un elaborado ensalmo para atraer su amor. O la <em>égloga</em> VIII de Virgilio, donde Alfesibeo hace lo propio para recuperar el favor del jovencito Dafnis. Copio aquí sólo un extracto de este segundo poema (no se pierdan la belleza del símil de la vaca):<br /><br /><blockquote>ducite ab urbe domum, mea carmina, ducite Daphnim.<br />Necte tribus nodis ternos, Amarylli, colores;<br />necte, Amarylli, modo et «Veneris» dic «vincula necto».<br />ducite ab urbe domum, mea carmina, ducite Daphnim.<br />Limus ut hic durescit et haec ut cera liquescit<br />uno eodemque igni, sic nostro Daphnis amore.<br />sparge molam et fragilis incende bitumine lauros.<br />Daphnis me malus urit, ego hanc in Daphnide laurum.<br />ducite ab urbe domum, mea carmina, ducite Daphnim.<br />Talis amor Daphnim, qualis cum fessa iuvencum<br />per nemora atque altos quaerendo bucula lucos,<br />propter aquae rivum, viridi procumbit in ulva,<br />perdita, nec serae meminit decedere nocti,<br />talis amor teneat, nec sit mihi cura mederi.<br />ducite ab urbe domum, mea carmina, ducite Daphnim.<br />(Virgilio, <em>Églogas </em>8.72-90)<br /><br />Traed de la ciudad a casa, traed, ensalmos míos, a Dafnis.<br />Ata tres hilos de colores distintos con tres nudos, Amarílide;<br />átalos, Amarílide, y di sólo: “Estoy atando los lazos de Venus”.<br />Traed de la ciudad a casa, traed, ensalmos míos, a Dafnis.<br />Lo mismo que este barro se endurece y esta cera se derrite<br />por obra de un único y mismo fuego, que así padezca Dafnis por mi amor.<br />Esparce harina y prende con betún las crujientes hojas de laurel;<br />el malvado Dafnis me abrasa, lo mismo abraso yo este laurel por Dafnis.<br />Traed de la ciudad a casa, traed, ensalmos míos, a Dafnis.<br />Que tal amor posea a Dafnis como cuando una vaca agotada<br />de buscar a su novillo por sotos y crecidos bosques<br />cae desfallecida junto a un río, junto a la verde ova,<br />perdida, y no se acuerda de regresar a la caída de la noche,<br />que un amor tal lo posea y no me preocupe yo de cuidarlo.<br />Traed de la ciudad a casa, traed, ensalmos míos, a Dafnis.</blockquote>Por último, también he encontrado que estos ensalmos de amor tienen vigencia contemporánea, si no como ritos mágicos reales (que no lo sé), sí al menos como motivos poéticos (y esa es la razón por la que he elaborado este <em>post</em>, porque el motivo tiene actualidad). <a href="http://amediavoz.com/garciamontero.htm">Luis García Montero (Granada, 1958)</a> ha escrito una versión moderna del motivo del ensalmo amoroso en el siguiente poema (del libro <em>Habitaciones separadas</em>, 1994):<br /><br /><blockquote><strong>CANCIÓN DE BRUJERÍA</strong><br /><br />Señor compañero, Señor de la noche,<br />haz que vuelva su rostro<br />quien no quiso mirarme.<br /><br />Que sus ojos me busquen<br />sostenidos y azules<br />por detrás de la barra.<br /><br />Que pregunte mi nombre<br />y se acerque despacio<br />a pedirme tabaco.<br /><br />Si prefiere quedarse,<br />haz que todos se vayan<br />y este bar se despueble<br />para dejarnos solos<br />con la canción más lenta.<br /><br />Si decide marcharse,<br />que la luna disponga<br />su luz en nuestro beso<br />y que las calles sepan<br />también dejarnos solos.<br /><br />Señor compañero, Señor de la noche,<br />haz que no cante el gallo<br />sobre los edificios,<br />que se retrase el día<br /><br />y que duren tus sombras<br />el tiempo necesario.<br /><br />El tiempo que ella tarde en decidirse.</blockquote>Así que ya saben los lectores de este <em>blog</em>: si sufren de desamor y ya han perdido la esperanza, como último recurso no pierden nada por intentar un encantamiento amoroso (vale el texto latino anterior, el de Félix, sustituyendo los nombres del sujeto y de su amada), y ya me cuentan si es efectivo o no. Siempre será preferible a aplicar el método socrático o sáfico. Digo yo.<br /><br /><span style="font-size:85%;">* Tomo prestada la frase del <em>blog</em> </span><a href="http://sinopuedesvivirsinm.blogspot.com/"><span style="font-size:85%;">Si no puedes vivir sin mí... ¿cómo es que todavía no te has muerto?</span></a><span style="font-size:85%;"> (Gracias, Eva).</span><br /><br />Technorati tags: <a href="http://technorati.com/tag/Virgil" rel="tag">Virgil</a>, <a href="http://technorati.com/tag/Theocritus" rel="tag">Theocritus</a>, <a href="http://technorati.com/tag/love+spell" rel="tag">love spell</a>, <a href="http://technorati.com/tag/magic" rel="tag">magic</a>, <a href="http://technorati.com/tag/García+Montero" rel="tag">Luis García Montero</a>, <a href="http://technorati.com/tag/eclogues" rel="tag">eclogues</a>, <a href="http://technorati.com/tag/suicide" rel="tag">suicide</a>, <a href="http://technorati.com/tag/love" rel="tag">love</a>, <a href="http://technorati.com/tag/Gustave+Moreau" rel="tag">Gustave Moreau</a>, <a href="http://technorati.com/tag/classical+tradition" rel="tag">Classical Tradition</a>Gabriel Lagunahttp://www.blogger.com/profile/08360042468628385481noreply@blogger.com12tag:blogger.com,1999:blog-9141704.post-1157656306836891092006-09-07T20:07:00.000+02:002007-04-16T17:38:36.257+02:00Todos a beberHoy toca un <em>post</em> más frívolo y ligero (espero), tras el dramatismo de <a href="http://tradicionclasica.blogspot.com/2006/09/el-miedo-hace-girar-el-mundo-fear.html">la entrada sobre el miedo</a>. Los griegos antiguos tenían también lo que podemos llamar "canciones de borrachos" (como nuestro "El vino que vende Asunción..."): es decir, cancioncillas para ser recitadas en contextos de banquetes y de reuniones de bebedores. El siguiente poemita pertenece a la colección de <em>Anacreónticas</em>. Esta colección es una compilación de poemas tardíos de temática convival que, sin ser de Anacreonte, se compusieron siguiendo el estilo y temática de este poeta lírico griego, y se adscribieron a su nombre:<br /><br /><blockquote><span style="font-family:Gentium, Palatino Linotype, Arial Unicode MS;">Ἡ γῆ μέλαινα πίνει,<br />πίνει δένδρεα δ' αὖ γῆν<br />πίνει θάλασσ' ἀναύρους,<br />ὁ δ' ἥλιος θάλασσαν,<br />τὸν δ' ἥλιον σελήνη·<br />τί μοι μάχεσθ', ἑταῖροι,<br />καὐτῶι θέλοντι πίνειν;<br /></span>(<em>Anacreónticas</em> 21)<br /><br />La negra tierra bebe,<br />los árboles beben la tierra,<br />el mar bebe las fuentes,<br />y al sol, la luna.<br />¿Porque lucháis, compañeros, conmigo,<br />que también quiero beber?</blockquote><br />En España, dos poetas cultivaron especialmente <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Anacreóntica">el género anacreóntico</a>, mediante traducciones libres o adaptaciones de poemas griegos: <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Esteban_Manuel_de_Villegas">Esteban Manuel de Villegas (1589-1699)</a> en el siglo XVII; y Juan Meléndez-Valdés en el XVIII. El primero compuso una graciosa y sintética adaptación de la canción citada:<br /><br /><blockquote><strong>Monostrofe 20</strong><br /><br /><em>Del beber</em><br /><br />Bebe la tierra fértil<br />y a la tierra las plantas,<br />las aguas a los vientos,<br />los soles a las aguas,<br />y a los soles las lunas<br />y las estrellas claras.<br />¿Pues por qué la bebida<br />me vedáis, camaradas?</blockquote><br />El poemita griego también ha conocido numerosas imitaciones en la poesía inglesa. Por ejemplo, ésta de <a href="http://en.wikipedia.org/wiki/Charles_Cotton">Charles Cotton</a> (1630-1687), publicada en 1689 (que es bastante más verbosa que la de Villegas):<br /><br /><blockquote><em>Paraphras'd from Anacreon</em><br /><br />The Earth with swallowing drunken showers<br />Reels a perpetual round,<br />And with their Healths the Trees and Flowers<br />Again drink up the Ground.<br /><br />The Sea, of Liquor spuing full,<br />The ambient Air doth sup,<br />And thirsty Phoebus at a pull,<br />Quaffs off the Ocean's cup.<br /><br />When stagg'ring to a resting place,<br />His bus'ness being done,<br />The Moon, with her pale platters face,<br />Comes and drinks up the Sun.<br /><br />Since Elements and Planets then<br />Drinks an eternal round,<br />'Tis much more proper sure for men<br />Have better Liquor found.<br />Why may not I then, tell me pray,<br />Drink and be drunk as well as they?</blockquote><br />Por otro lado, el poema siguiente, de <a href="http://en.wikipedia.org/wiki/Percy_Bysshe_Shelley">Shelley</a>, no versa sobre la bebida, sino sobre el amor, pero utiliza el mismo procedimiento retórico y argumentativo de la anacreóntica griega:<br /><br /><blockquote><em>Love's Philosophy</em><br /><br />THE fountains mingle with the river<br />And the rivers with the ocean,<br />The winds of heaven mix for ever<br />With a sweet emotion;<br />Nothing in the world is single,<br />All things by a law divine<br />In one another's being mingle—<br />Why not I with thine?<br /><br />See the mountains kiss high heaven,<br />And the waves clasp one another;<br />No sister-flower would be forgiven<br />If it disdain'd its brother;<br />And the sunlight clasps the earth,<br />And the moonbeams kiss the sea—<br />What are all these kissings worth,<br />If thou kiss not me?</blockquote><br />Y, ya puestos a rastrear la retórica de estos poemas, en la canción flamenca "Si Los Hombres Han Llegado Hasta La Luna", del grupo <em>Bacilos</em>, se aprecia el mismo modo de argumentación en un par de estrofas:<br /><br /><blockquote>Si los hombres han llegado hasta la luna,<br />si desde Sevilla puedo hablar con alguien que esté en Nueva York,<br />si la medicina cura lo que antes era una muerte segura,<br />dime por qué no es posible nuestro amor.<br /><br />Si la bella con un beso convirtió a la bestia en un galán,<br />si las flores se marchitan y más tarde vuelven a brotar,<br />si hay abuelos que se quieren,<br />y su amor es todo lo que tienen,<br />dime por qué no lo vamos a intentar.</blockquote><br />Technorati tags: <a href="http://technorati.com/tag/Anacreon" rel="tag">Anacreon</a>, <a href="http://technorati.com/tag/Shelley" rel="tag">Shelley</a>, <a href="http://technorati.com/tag/Anacreontea" rel="tag">Anacreontea</a>, <a href="http://technorati.com/tag/Charles+Cotton" rel="tag">Charles Cotton</a>, <a href="http://technorati.com/tag/Manuel+Villegas" rel="tag">Manuel Esteban de Villegas</a>, <a href="http://technorati.com/tag/poetry" rel="tag">poetry</a>, <a href="http://technorati.com/tag/drinking" rel="tag">drinking</a>, <a href="http://technorati.com/tag/love" rel="tag">love</a>, <a href="http://technorati.com/tag/love+poetry" rel="tag">love poetry</a>, <a href="http://technorati.com/tag/classical+tradition" rel="tag">Classical Tradition</a>Gabriel Lagunahttp://www.blogger.com/profile/08360042468628385481noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-9141704.post-1157385488533985012006-09-04T17:35:00.000+02:002007-04-16T17:38:36.257+02:00El miedo hace girar el mundo (Fear makes the world go round)[Update 14-09-2006. For an English translation of this post by Richard Blazek, see <a href="http://zenitservices.com/Translations/2006/FearMakesTheWorldGoRound.html">here</a>. Thanks, Richard!]<br /><br />Es incontable la cantidad de cosas que el ser humano hace por miedo. No creo, con Freud, que la motivación de la especie humana sea única: la pulsión sexual. Tampoco me convence que la motivación del hombre sea doble, como ya sostenía el Arcipreste de Hita, la subsistencia (preservación del individuo) y la procreación (preservación de la especie):<br /><br /><blockquote>Como dise Aristóteles, cosa es verdadera,<br />el mundo por dos cosas trabaja: la primera,<br />por aver mantenençia; la otra era<br />por aver juntamiento con fembra plasentera. (<em>Libro de Buen Amor</em>, estrofa 71)</blockquote>No, la motivación universal, el motor ubicuo del mundo, <em>es el miedo</em>.<br /><br /><br /><img src="http://www.uco.es/~ca1lamag/blog/miedo.jpg" /><br /><br /><br />El bebé de pecho reclama con su llanto el alimento y el arrullo de la madre, porque tiene miedo: a morir de inanición o a ser pisado o vapuleado por un congénere mayor. Los niños en la escuela abusan de los más débiles porque temen, ellos mismos, ser victimizados por los demás: dan miedo porque tienen miedo. Por miedo a la soledad o al ostracismo social trabamos amistad con otros individuos. Ese mismo miedo nos lleva a agruparnos (“la unión hace la fuerza”, se dice) en variadas asociaciones, clubes, partidos políticos o sindicatos (<em>sindicatos</em>: esas sociedades cuasi mafiosas de protección mutua, que blindan a sus afiliados contra el miedo a todo lo exterior). Estudiamos y desarrollamos carreras profesionales porque sentimos miedo a “no ser nadie” en la jungla humana y, por tanto, a no ser capaces, a lo largo de nuestra vida, de procurarnos sustento vital, atención médica y protección contra los elementos hostiles. Cuando estamos enamorados, <a href="http://tradicionclasica.blogspot.com/2006/05/del-amor-y-de-sus-indignidades.html">incurrimos en las mayores indignidades y bajezas por miedo a que la persona amada nos rechace o nos abandone</a>. La gente se empareja y se casa con la persona equivocada por miedo al aislamiento. Procreamos hijos porque nos asusta imaginarnos solos en nuestra senectud, o porque pretendemos neutralizar el miedo a que se disipe el recuerdo de nosotros una vez hayamos muerto.<br /><br />A muchos atrae el poder y la riqueza (como veremos en Lucrecio), porque tales bienes nos colocan aparentemente en posición de seguridad y eximen del miedo. Nos embriagamos con drogas o alcohol para evadirnos, porque nos aterra encarar la realidad. Nos aferramos a la vida, porque tenemos miedo a la muerte, como Hamlet:<br /><br /><blockquote>For in that sleepe of death, what dreames may come,<br />When we haue shuffel'd off this mortall coile,<br />Must giue vs pawse. There's the respect<br />That makes Calamity of so long life<br />For who would beare the Whips and Scornes of time, […]<br />When he himselfe might his Quietus make<br />With a bare Bodkin? Who would these Fardles beare<br />To grunt and sweat vnder a weary life,<br />But that the dread of something after death,<br />The vndiscouered Countrey, from whose Borne<br />No Traueller returnes, Puzels the will,<br />And makes vs rather beare those illes we haue,<br />Then flye to others that we know not of.<br />Thus Conscience does make Cowards of vs all,<br /><br />Pues los ensueños que nos puedan acontecer durante el sueño de la muerte,<br />una vez que nos hayamos desprendido del mortal velo,<br />deben hacernos recapacitar. En ello consiste el miedo<br />que consiente la desgracia de una vida tan prolongada.<br />Pues ¿quién soportaría los azotes y desaires del tiempo, […]<br />cuando él mismo podría procurarse tranquilidad<br />con una simple daga? ¿Quién aguantaría sufrir estas taras,<br />para gemir y sudar bajo la carga de la vida,<br />si no fuera porque el miedo a algo tras la muerte,<br />a ese país desconocido, de cuyas lindes<br />ningún viajero regresa, confunde a la voluntad<br />y nos hace aguantar estos males que tenemos,<br />antes que escapar en pos de otros ignorados?<br />Así, la conciencia hace de todos nosotros unos cobardes.</blockquote>Y al revés: los desesperados optan por el suicidio: se aferran a la muerte por miedo a la vida. Por miedo se perpetran las mayores iniquidades e injusticias: se estafa, se roba, se mata, se denigra al prójimo, pues tememos ser víctimas nosotros mismos de esos abusos, y optamos por adelantarnos. <a href="http://tradicionclasica.blogspot.com/2005/10/universidad-espaola-y-acceso-la-funcin.html">Los miembros de los tribunales que juzgan en las oposiciones y habilitaciones de Universidad prevarican por miedo</a>: prefieren promocionar a candidatos de confianza, que no les hagan sombra ni les asusten, mientras postergan a los más capaces, porque les dan miedo. Los tiranos tiranizan más cuanto más miedo sienten de sus súbditos. Cuando el tirano Creonte exilia a Medea del reino de Corinto, le espeta: <em>libera cives metu</em> (“libera a los ciudadanos del miedo”; Séneca, <em>Medea</em> 270). Y, por elevarse de la psicología individual a la colectiva, los estados emprenden guerras por miedo a que el enemigo tome la iniciativa.<br /><br />Creo incluso que, antropológicamente, tanto la sonrisa como la depresión nacieron del miedo. La sonrisa era un <em>rictus</em> de la boca con que los primates débiles transmitían a los dominantes el mensaje de que no suponían una amenaza. Es decir, sonreían los tímidos (los que tenían miedo, del verbo latino <em>timere</em>, “temer”). La depresión, con la actitud pasiva y apocada que produce en el individuo, servía para transmitir idéntico mensaje de rendición e indefensión de cara a potenciales agresores. En definitiva, es el miedo es el que mueve al género humano a interaccionar con su entorno y con los demás individuos. Hasta creo que los "blogueros" escribimos artículos en nuestro <em>blog</em> por miedo a no ser nadie, a que nadie cuente con nosotros, en la blogosfera. Miedo, siempre el miedo.<br /><br />Javier Marías, en su novela <em>Tu rostro mañana. 2. Baile y sueño</em> (Madrid: Alfaguara, 2004), describe cómo los criminales se defenderán en el juicio final de sus crímenes y tropelías:<br /><br /><blockquote>Y los acusados responderían siempre: “Fue necesario, defendía a mi Dios, a mi Rey, mi patria, mi cultura, mi raza; mi bandera, mi leyenda, mi lengua, mi clase, mi espacio; mi honor, a los míos, mi caja fuerte, mi monedero y mis calcetines. Y en resumen, tuve miedo”. (p. 162)</blockquote>Y Lucrecio, el apóstol en Roma de la filosofía epicúrea, desarrolla por extenso el tema de que es el temor a la muerte la razón por la que las personas cometen todo tipo de iniquidades y crímenes durante su vida (<em>De rerum natura</em> 3.59-73):<br /><br /><blockquote><p>denique avarities et honorum caeca cupido,<br />quae miseros homines cogunt transcendere fines<br />iuris et inter dum socios scelerum atque ministros<br />noctes atque dies niti praestante labore<br />ad summas emergere opes, haec vulnera vitae<br />non minimam partem mortis formidine aluntur.<br />turpis enim ferme contemptus et acris egestas<br />semota ab dulci vita stabilique videtur<br />et quasi iam leti portas cunctarier ante;<br />unde homines dum se falso terrore coacti<br />effugisse volunt longe longeque remosse,<br />sanguine civili rem conflant divitiasque<br />conduplicant avidi, caedem caede accumulantes,<br />crudeles gaudent in tristi funere fratris<br />et consanguineum mensas odere timentque.<br /><br />En fin, la avaricia y el deseo ciego de honores,<br />que obligan a los desdichados hombres a transgredir los límites de la justicia<br />y, a veces, como cómplices y colaboradores de crímenes,<br />a esforzarse las noches y los días, con esfuerzo ímprobo,<br />en alcanzar máximas riquezas, estos vicios de la vida<br />se alimentan en gran medida por el miedo a la muerte.<br />Pues el vergonzante desprecio y la dura pobreza<br />parecen incompatibles con una vida dulce y segura<br />y son como un estar ya a las puertas de la muerte.<br />Por ello, los hombres que, forzados por un terror gratuito,<br />pretenden escapar lejos y huir lejos,<br />mediante la sangre de sus conciudadanos acrecientan su patrimonio<br />y, ansiosos, duplican sus riquezas, acumulando muerte sobre muerte.<br />Crueles, se alegran en el luctuoso funeral de un hermano<br />y odian y temen los banquetes de sus parientes.</p></blockquote>Siendo así, no cabe duda que la mayor virtud ética y cívica es la valentía. Pero qué pocos la tienen.<br /><br />Technorati tags: <a href="http://technorati.com/tag/dread" rel="tag">dread</a>, <a href="http://technorati.com/tag/fear" rel="tag">fear</a>, <a href="http://technorati.com/tag/Lucretius" rel="tag">Lucretius</a>, <a href="http://technorati.com/tag/sense+life" rel="tag">sense of life</a>, <a href="http://technorati.com/tag/Hamlet" rel="tag">Hamlet</a>, <a href="http://technorati.com/tag/Shakespeare" rel="tag">Shakespeare</a>, <a href="http://technorati.com/tag/classical+tradition" rel="tag">Classical Tradition</a>Gabriel Lagunahttp://www.blogger.com/profile/08360042468628385481noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-9141704.post-1157111471772067042006-09-01T13:18:00.000+02:002007-11-10T00:39:03.941+01:00Nada más dulce que el amorDe Luis Alberto de Cuenca (Madrid, 1950) ya cité poemas <a href="http://tradicionclasica.blogspot.com/2006/08/contigo-amara-vivir.html">aquí </a>y <a href="http://tradicionclasica.blogspot.com/2006/07/tiempos-dficiles.html">aquí </a>en este <em>blog</em>. He leído su último libro, titulado <em>La vida en llamas</em> (Madrid: Visor, 2006).<br /><br /><p align="center"><img src="http://www.uco.es/~ca1lamag/blog/vidaenllamas.jpg" /></p>Ahí se incluye el siguiente poema:<br /><br /><blockquote>ALICIA<br /><br />Cuarenta grados a la sombra.<br />Una carretera vacía que se pierde en el horizonte.<br />Un <em>Chevrolet</em> prestado listo para el desguace.<br />Una poza rocosa donde tomar un baño.<br />Un vaso de cerveza helada en un <em>McDonald's.</em><br />Dos o tres camioneros con quienes conversar.<br />Dos o tres camareras a las que vacilar.<br />Un vendedor de biblias con el que discutir.<br />Un crepúsculo alucinante.<br />Todo eso a cambio de una tarde de lluvia<br />con Alicia en un cobertizo.</blockquote>La técnica retórica empleada es la que conocemos como <em>priamel</em>: primero (vv. 1-9), se enumeran una serie de elementos supuestamente gozosos para el sujeto; a continuación, se establece la superioridad del amor sobre esos otros placeres de la vida (vv. 10-11).<br /><br />La técnica, con la misma implicación erótica, ya está en el epigramatista griego Asclepíades de Samos, del siglo III a.C., que fue considerado el inventor del epigrama erótico alejandrino (<em>Antología Palatina </em>5.169):<br /><br /><blockquote><p><span style="font-family:Gentium, Palatino Linotype, Arial Unicode MS;">Ἡδὺ θέρους διψῶντι χιὼν ποτόν, ἡδὺ δὲ ναύταις<br />ἐκ χειμῶνος ἰδεῖν εἰαρινὸν Στέφανον·<br />ἥδιον δ', ὁπόταν κρύψῃ μία τοὺς φιλέοντας<br />χλαῖνα καὶ αἰνῆται Κύπρις ὑπ' ἀμφοτέρων.</span><br /><br />Dulce es para el sediento el agua fresca en el estío,<br />dulce para los marinos contemplar tras el invierno la primaveral Corona Boreal.<br />Pero más dulce es que una misma manta cubra<br />a dos enamorados que veneran a Afrodita.</p></blockquote>No es implausible suponer que Luis Alberto de Cuenca, fino helenista, se haya inspirado en el poemita de Asclepíades para su propia composición.<br /><br />Por cierto, es muy probable que también Jaime Gil de Biedma leyera e imitara ese epigrama de Asclepíades. Sabemos que Biedma, aunque no conocía el griego, leyó la <em>Antología Palatina</em> en traducción francesa, en los Clásicos Garnier. El poema en que Gil de Biedma presenta reminiscencias claras con el epigrama helenístico es «Vals del aniversario», perteneciente al libro <em>Compañeros de viaje</em> (Barcelona, 1959), y arranca así:<br /><br /><blockquote>VALS DEL ANIVERSARIO<br /><br />Nada hay tan dulce como una habitación<br />para dos, cuando ya no nos queremos demasiado,<br />fuera de la ciudad, en un hotel tranquilo,<br />y parejas dudosas y algún niño con ganglios,<br /><br />si no es esta ligera sensación<br />de irrealidad. Algo como el verano<br />en casa de mis padres, hace tiempo,<br />como viajes en tren por la noche. [...]</blockquote>Curiosamente, en «Canción de aniversario», del libro <em>Moralidades</em> (1966), el poeta se cita a sí mismo, evocando de nuevo el epigrama de Asclepíades:<br /><br /><blockquote>Porque son ya seis años desde entonces,<br />porque no hay en la tierra, todavía,<br />nada que sea tan dulce como una habitación<br />para dos, si es tuya y mía;</blockquote>He estudiado con más detenimiento la tradición clásica presente en Gil de Biedma <a href="http://sincronia.cucsh.udg.mx/lagunainv02.htm">en este artículo</a>.<br /><br />Me doy cuenta, por cierto, que casi siempre comento aquí a los mismos poetas, <em>mis clásicos</em>: Catulo, Horacio, Virgilio, Estacio, Fray Luis de León, Quevedo, <a href="http://tradicionclasica.blogspot.com/2005/04/jos-mara-gabriel-y-galn-1870-1905.html">Gabriel y Galán</a>, <a href="http://tradicionclasica.blogspot.com/2005/12/el-amor-ausente-luis-cernuda-y.html">Luis Cernuda</a>, <a href="http://tradicionclasica.blogspot.com/2006/05/del-amor-y-de-sus-indignidades.html">Jaime Gil de Biedma</a>...<br /><br />Deseo a mis lectores que disfruten del amor, de la poesía y de la vida.<br /><br />Technorati tags: <a href="http://technorati.com/tag/Asclepiades" rel="tag">Asclepiades</a>, <a href="http://technorati.com/tag/Biedmas" rel="tag">Jaime Gil de Biedma</a>, <a href="http://technorati.com/tag/poetry" rel="tag">poetry</a>, <a href="http://technorati.com/tag/love" rel="tag">love</a>, <a href="http://technorati.com/tag/classical+tradition" rel="tag">Classical Tradition</a>Gabriel Lagunahttp://www.blogger.com/profile/08360042468628385481noreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-9141704.post-1156893059456189472006-08-30T00:52:00.000+02:002006-08-30T01:25:33.800+02:00Apaga y vámonosMañana acabamos las vacaciones. Dejamos la playa y volvemos a la ciudad de interior. Qué pereza empacar el equipaje, realizar el viaje de regreso, retomar la vida "normal". Mañana apagaremos la luz, cerraremos la puerta y hasta otro año, si el hado y los dioses así lo disponen. Así que... <em>apaga y vámonos</em>.<br /><br />Dejo, como recuerdo para mis lectores, un "souvenir" de aquí, una foto que he tomado de la playa atardecida:<br /><br /><img src="http://www.uco.es/~ca1lamag/blog/anochecerenzahara.JPG" /><br /><br />Como consuelo, siempre cabe pensar que, si estamos sometidos al ciclo de las estaciones (verano, invierno...), es en definitiva porque estamos vivos. Para los humanos, las fases de las estaciones constituyen un segmento de repetición limitada; en cambio, para la naturaleza es un ciclo infinito (o casi). Como le oía cantar de niño a mi bisabuela, "mamá Loles":<br /><br /><blockquote>La Nochebuena se viene,<br />la Nochebuena se va,<br />y nosotros nos iremos<br />y no volveremos más.</blockquote>Algo similar había dicho Horacio (<em>Odas</em> 4.7.4-16), y antes Catulo (poema 5):<br /><br /><blockquote>Vivamus, mea Lesbia, atque amemus,<br />rumoresque senum severiorum<br />omnes unius aestimemus assis.<br /><strong>soles occidere et redire possunt:<br />nobis, cum semel occidit brevis lux,<br />nox est perpetua una dormienda.</strong><br />da mi basia mille, deinde centum,<br />dein mille altera, dein secunda centum,<br />deinde usque altera mille, deinde centum.<br />dein, cum milia multa fecerimus,<br />conturbabimus illa, ne sciamus,<br />aut nequis malus invidere possit,<br />cum tantum sciat esse basiorum.<br /><br />Vivamos, Lesbia mía, y amémonos,<br />y las críticas de los viejos gruñones,<br />al cuerno todas, al cuerno.<br /><strong>Los soles pueden, sí, ocultarse y nacer:<br />pero tan pronto se extingue nuestra breve luz,<br />hemos de dormir una noche eterna.</strong><br />Dame mil besos, luego ciento,<br />luego otros mil, luego otros cien,<br />luego, cuando hayamos alcanzado muchos miles,<br />embrollaremos la cifra, hasta perder la cuenta,<br />y ningún malvado pueda aojarnos,<br />al conocer la cifra exacta de besos.</blockquote><em>Besos, latín y vida para todos. Y feliz regreso de las vacaciones.</em><br /><br />(Más detalles sobre este tópico literario del ciclo de la naturaleza, frente al ciclo humano, <a href="http://www.uco.es/~ca1lamag/Enero2003.htm">en este artículo</a>).<br /><br />Technorati tags: <a href="http://technorati.com/tag/Horace" rel="tag">Horace</a>, <a href="http://technorati.com/tag/Catullus" rel="tag">Catullus</a>, <a href="http://technorati.com/tag/cycle+life" rel="tag">cycle of life</a>, <a href="http://technorati.com/tag/holidays" rel="tag">holidays</a>, <a href="http://technorati.com/tag/seasons" rel="tag">seasons</a>, <a href="http://technorati.com/tag/summer" rel="tag">summer</a>, <a href="http://technorati.com/tag/classical+tradition" rel="tag">Classical Tradition</a>Gabriel Lagunahttp://www.blogger.com/profile/08360042468628385481noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-9141704.post-1156440400303100112006-08-24T19:02:00.000+02:002007-04-16T17:38:36.258+02:00Omnes feriunt, ultima necatVisita nostálgica y ya vespertina a la Playa del Palmar, cerca de Conil (Cádiz, España). Por qué nostágica: recuerdos personales, que me reservo. Martes, 22 de Agosto del 2006. Son las siete y media de la tarde, pero aún queda tiempo (<em>tiempo, tiempo, tiempo</em>) para una zambullida en las aguas cristalinas, mientras el sol busca también sumergirse en el mar, allá en lontananza:<br /><br /><img src="http://www.uco.es/~ca1lamag/blog/AtardecerenelPalmar.JPG" /><br /><br />Antes contemplo un reloj de sol, ya sin sombras proyectadas por el <em>gnomon</em> (como dice un lema latino, <a href="http://www.bernisol.com/leyendas.htm">también aplicado a los relojes solares</a>: <em>absque sole, absque usu</em>, “sin sol, sin utilidad”). Una inscripción latina corona la esfera:<br /><br /><span style="font-size:130%;"><strong>OMNES FERIVNT VLTIMA NECAT<br /></strong></span><br /><br /><img src="http://www.uco.es/~ca1lamag/blog/Relojdesol.JPG" /><br /><br />El sujeto de las dos oraciones está elidido. Debe ser las “horas”. Por tanto, la inscripción, en traducción castellana, dice:<br /><br /><span style="font-size:130%;"><strong>Todas (las horas) hieren, la última mata</strong></span><br /><br />El tiempo (su transcurso, su aprovechamiento, su fugacidad, su pérdida) es el factor que otorga y a la vez quita todo su sentido a la vida humana. Así que el paso del tiempo ha sido contemplado tradicionalmente en la literatura y en la poesía desde una doble perspectiva: como factor negativo (el transcurso del tiempo acaba finalmente con nosotros; es el concepto que el lema del reloj recoge); y también como factor positivo: hay que aprovechar el tiempo, como si el momento presente fuera el último que nos tocara vivir. Esta segunda reflexión sobre el tiempo constituye todo un tópico literario que se viene denominando con la etiqueta <strong><a href="http://www.uco.es/~ca1lamag/textostaller.htm">CARPE DIEM</a></strong>, según feliz denominación de Horacio (en <em>Odas</em> 1.11.8; enseguida cito el texto).<br /><br />No he podido documentar la sentencia del reloj, ni similar, en la literatura latina clásica. Debe ser una frase de acuñación neolatina (quizá de época medieval o renacentista). Pero sí encontramos en la poesía latina alusiones a la “última hora / estación / tiempo / día”, en contextos de desarrollo del motivo del <em>carpe diem</em>. Traigo aquí a colación dos pasajes de Horacio, ayudándome del <a href="http://laudatortemporisacti.blogspot.com/2006/08/good-advice.html">repertorio</a> de citas latinas sobre el tema que nos regala el <em>blog</em> <a href="http://laudatortemporisacti.blogspot.com/">Laudator temporis acti</a>:<br /><br />1) Horacio, <em>Odas</em> 1.11:<br /><br /><blockquote>Tu ne quaesieris, scire nefas, quem mihi, quem tibi<br />finem di dederint, Leuconoe, nec Babylonios<br />temptaris numeros. ut melius, quidquid erit, pati.<br />seu pluris <strong>hiemes</strong> seu tribuit Iuppiter <strong>ultimam</strong>,<br />quae nunc oppositis debilitat pumicibus mare<br />Tyrrhenum: sapias, vina liques, et spatio brevi<br />spem longam reseces. dum loquimur, fugerit invida<br /><strong>aetas</strong>: carpe <strong>diem</strong> quam minimum credula postero.<br /><br />Tú no pretendas sonsacar, Leuconoe, qué fin a mí o qué fin a ti<br />los dioses nos han deparado, ni practiques las cábalas<br />babilonias. ¡Cuánto mejor es soportar lo que venga,<br />tanto si Júpiter nos ha concedido más <strong>inviernos</strong>, como si es éste<br />el <strong>último</strong> que enerva al Mar Tirreno, con el parapeto de rocas!<br />Sé sabia, filtra el vino y, dada la brevedad de nuestro camino,<br />no abrigues largas esperanzas. Mientras hablamos, habrá huido<br />el envidioso <strong>tiempo</strong>. Cosecha la flor del <strong>día</strong>, sin fiarte lo más mínimo del mañana.</blockquote>2) Horacio, <em>Ep</em>í<em>stolas</em> 1.4.11-14.<br /><br /><blockquote>inter spem curamque, timores inter et iras<br />omnem crede <strong>diem</strong> tibi diluxisse <strong>supremum</strong>:<br />grata superveniet quae non sperabitur <strong>hora</strong>.<br /><br />Entre la esperanza y la ansiedad, entre miedos y enfados,<br />considera que todo <strong>día</strong> que alborea para ti es el <strong>postrero</strong>:<br />grata vendrá por añadidura la <strong>hora</strong> que no se espere.</blockquote>Technorati tags: <a href="http://technorati.com/tag/Horace" rel="tag">Horace</a>, <a href="http://technorati.com/tag/carpe+diem" rel="tag">Carpe diem</a>, <a href="http://technorati.com/tag/sundial" rel="tag">sundial</a>, <a href="http://technorati.com/tag/time" rel="tag">time</a>, <a href="http://technorati.com/tag/sense+life" rel="tag">sense of life</a>, <a href="http://technorati.com/tag/classical+tradition" rel="tag">Classical Tradition</a>Gabriel Lagunahttp://www.blogger.com/profile/08360042468628385481noreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-9141704.post-1155839126277108272006-08-17T20:13:00.000+02:002007-04-16T17:38:36.259+02:00La Retórica del silencioSupongo que todos lo hemos experimentado alguna vez. Se ha roto una relación amorosa. No importa por qué motivo ni a instancias de qué parte. Se decide, por mutuo acuerdo (o no), guardar la distancia y dejar pasar el tiempo. Se instaura, en definitiva, la <em>Retórica del silencio</em>. Se proscriben las llamadas telefónicas, los correos electrónicos, los mensajes al móvil; tampoco habrá más contactos por mensajería instantánea. Todos los canales de comunicación han quedado clausurados y congelados por decreto.<br /><br />Sin embargo, quizá uno de los miembros de la pareja (o los dos) aún siente en su corazón los rescoldos de la vieja llama (<em>veteris vestigia flammae</em>). Y espera, aunque no lo quiera o desee, aunque no considere que sea lo más adecuado, alguna iniciativa de comunicación por parte del otro. Descuelga el teléfono cien veces al día para cerciorarse de que la línea sigue incólume; revisa compulsivamente la bandeja de entrada del correo electrónico; comprueba el móvil cada cinco minutos para ver si hay aviso de nuevos sms; vigila la pantalla principal del Messenger con ojo más avizor que como el <a href="http://homepage.mac.com/cparada/GML/Argus1.html">monstruo Argo vigilaba a Ío</a>. Pero nada. Ninguna comunicación. Se sufre entonces la retórica más elocuente y más devastadora que existe: la Retórica del silencio.<br /><br />Me gustaría aducir aquí dos ejemplos literarios de esta Retórica tácita, uno antiguo y otro moderno. El ejemplo antiguo se documenta en la historia de Eneas y Dido, tal como <strong>Virgilio</strong> nos la cuenta en la <em>Eneida</em> (especialmente, en el libro IV). El príncipe troyano Eneas, tras haber mantenido un romance en Cartago con la reina Dido (de origen fenicio), por imposición del destino y de los dioses debe abandonar a la enamorada reina, y zarpar en busca de un lugar de destino, Italia, donde fundar el germen del futuro estado de Roma. Dido encaja muy mal el abandono, y se suicida. Tiempo después (ya en el libro VI de la <em>Eneida</em>), Eneas desciende a los Infiernos, donde se encuentra con el espíritu de Dido. Le dirige a ella una larga alocución, intentando disculparse. Y ella, por toda respuesta, le contesta muy <em>elocuentemente</em> con la Retórica del silencio. He aquí el emotivo pasaje (<em>Eneida</em> 4.450-476):<br /><br /><img src="http://www.uco.es/~ca1lamag/blog/didoandaeneas.jpg" /><br /><br />inter quas Phoenissa recens a vulnere Dido<br />errabat silva in magna; quam Troius heros<br />ut primum iuxta stetit agnovitque per umbras<br />obscuram, qualem primo qui surgere mense<br />aut videt aut vidisse putat per nubila lunam,<br />demisit lacrimas dulcique adfatus amore est:<br />«infelix Dido, verus mihi nuntius ergo<br />venerat exstinctam ferroque extrema secutam?<br />funeris heu tibi causa fui? per sidera iuro,<br />per superos et si qua fides tellure sub ima est,<br />invitus, regina, tuo de litore cessi.<br />sed me iussa deum, quae nunc has ire per umbras,<br />per loca senta situ cogunt noctemque profundam,<br />imperiis egere suis; nec credere quivi<br />hunc tantum tibi me discessu ferre dolorem.<br />siste gradum teque aspectu ne subtrahe nostro.<br />quem fugis? extremum fato quod te adloquor hoc est.»<br />talibus Aeneas ardentem et torva tuentem<br />lenibat dictis animum lacrimasque ciebat.<br />illa solo fixos oculos aversa tenebat<br />nec magis incepto vultum sermone movetur<br />quam si dura silex aut stet Marpesia cautes.<br />tandem corripuit sese atque inimica refugit<br />in nemus umbriferum, coniunx ubi pristinus illi<br />respondet curis aequatque Sychaeus amorem.<br />nec minus Aeneas casu percussus iniquo<br />prosequitur lacrimis longe et miseratur euntem.<br />nec minus Aeneas casu percussus iniquo<br />prosequitur lacrimis longe et miseratur euntem.<br /><br />Entre ellas, la fenicia Dido, abatida por herida reciente,<br />erraba en el inmenso bosque; tan pronto el héroe troyano<br />se plantó junto a ella y la reconoció, oscura, entre las sombras,<br />como la luna que, al principio del mes,<br />alguien percibe o cree haber percibido que aparece entre nubes,<br />estalló en llanto y le habló con dulce amor:<br />"¡Desdichada Dido!, ¿así que era verdad la noticia<br />que me había llegado: que habías alcanzado tu postrer destino,<br />apagada a hierro? ¡Ay, fui yo causa de tu muerte? Juro por las estrellas,<br />por los dioses y por cuanta lealtad exista bajo las entrañas de la tierra,<br />que contra mi voluntad, reina, partí de tu costa.<br />Pero a mí las órdenes de los dioses, que ahora me fuerzan a avanzar entre sombras,<br />por parajes erizados de podredumbre, por la noche profunda,<br />me empujaron con sus dictámenes; y no pude imaginar<br />que con mi partida yo te deparara tamaño dolor.<br />Detén tu paso y no te robes a mi mirada.<br />¿A quién huyes? Por culpa del destino, ésta es la última palabra que te dirijo."<br />Con tales palabras Eneas intentaba consolar a un espíritu que<br />ardía y miraba torvamente, mientras derramaba lágrimas.<br />Ella mantenía sus ojos clavados en el suelo, sin mirarlo,<br />y su rostro no se conmueve más, por la alocución emitida,<br />que está fijo el duro pedernal o la roca marpesia.<br />Al fin, se recogió y con expresión hostil escapó<br />a un húmedo bosque, donde su anterior esposo,<br />Siqueo, atiende a sus penas y le corresponde en amor.<br />Y Eneas, no menos conmovido por el injusto azar,<br />la acompaña desde lejos con sus lágrimas y la compadece mientras ella se va.<br /><br />Nótese que Virgilio dedica 16 versos a presentar la escena. De ellos, el discurso de Eneas ocupa 11 versos. La respuesta de Dido, ninguno. Eneas llora tres veces, al principio, a la mitad y al final de la escena.<br /><br />De la poesía moderna, el texto que más me ha conmovido, como reflejo de la retórica del silencio, es un conocido poema del poeta francés <a href="http://www.geocities.com/Athens/Academy/5520/"><strong>Jacques Prévert</strong></a> (1900-1977), titulado "Déjeuner du matin"("Desayuno") y perteneciente a libro recopilatorio <em>Paroles</em> (1945). Se titula así, porque justamente describe eso, un desayuno, pero también podría titularse con una frase que se repite algunas veces en el poema, “Sans me parler” (“Sin hablarme”), porque el texto refleja muy plásticamente la Retórica del silencio que sufre el sujeto:<br /><br /><img src="http://www.uco.es/~ca1lamag/blog/prevert.bmp" /><br /><br /><br /><b><span style="font-size:130%;">Déjeuner du matin</span></b><br /><br />Il a mis le café<br />Dans la tasse<br />Il a mis le lait<br />Dans la tasse de café<br />Il a mis le sucre<br />Dans le café au lait<br />Avec la petite cuiller<br />Il a tourné<br />Il a bu le café au lait<br />Et il a reposé la tasse<br />Sans me parler<br /><br />Il a allumé<br />Une cigarette<br />Il a fait des ronds<br />Avec la fumée<br />Il a mis les cendres<br />Dans le cendrier<br />Sans me parler<br />Sans me regarder<br /><br />Il s'est levé<br />Il a mis<br />Son chapeau sur sa tête<br />Il a mis<br />son manteau de pluie<br />Parce qu'il pleuvait<br />Et il est parti<br />Sous la pluie<br />Sans une parole<br />Sans me regarder<br /><br />Et moi j'ai pris<br />Ma tête<br />dans ma main<br />Et j'ai pleuré.<br /><br /><br />He aquí una traducción (mía) al castellano, meramente utilitaria:<br /><br /><b><span style="font-size:130%;">Desayuno</span></b><br /><br />Ella echó café<br />En la taza<br />Echó leche<br />En la taza de café<br />Echó azúcar<br />En el café con leche<br />Con la cucharilla<br />Removió<br />Bebió el café con leche<br />Y dejó la taza<br />Sin hablarme<br />Encendió<br />Un cigarrillo<br />Hizo volutas<br />Con el humo<br />Echó las cenizas<br />En el cenicero<br />Sin hablarme<br />Sin mirarme<br /><br />Se puso<br />El sombrero en la cabeza<br />Se puso<br />Su impermeable<br />Porque llovía<br />Y se marchó<br />Bajo la lluvia<br />Sin una palabra<br />Sin mirarme<br /><br />Y yo cubrí<br />Mi cabeza con las manos<br />Y lloré.<br /><br />Hay varias coincidencias entre ambos textos. Los dos sujetos líricos contemplan a sus amadas, y éstas mantienen silencio absoluto. Las dos amadas desvían su mirada, y escapan al final. Y los dos sujetos lloran. Por la Retórica del silencio.<br /><br />Technorati tags: <a href="http://technorati.com/tag/Vergil" rel="tag">Vergil</a>, <a href="http://technorati.com/tag/Aeneid" rel="tag">Aeneid</a>, <a href="http://technorati.com/tag/Aeneas" rel="tag">Aeneas</a>, <a href="http://technorati.com/tag/Dido" rel="tag">Dido</a>, <a href="http://technorati.com/tag/Jacques+Prévert" rel="tag">Jacques Prévert</a>, <a href="http://technorati.com/tag/rhetorics" rel="tag">Rhetorics</a>, <a href="http://technorati.com/tag/silence" rel="tag">silence</a>, <a href="http://technorati.com/tag/love" rel="tag">love</a>, <a href="http://technorati.com/tag/classical+tradition" rel="tag">Classical Tradition</a>Gabriel Lagunahttp://www.blogger.com/profile/08360042468628385481noreply@blogger.com16tag:blogger.com,1999:blog-9141704.post-1154447174081109552006-08-01T17:45:00.000+02:002007-11-10T00:39:03.942+01:00Contigo amaría vivirEn la <em>Oda</em> 3.9 de <a href="http://en.wikipedia.org/wiki/Horace">Horacio</a> (65-8 a.C.) encontramos un diálogo entre el sujeto lírico (más o menos identificable con el propio poeta) y una antigua novia, llamada Lidia. Se trata de un diálogo <em>amebeo</em>, consistente en que ambos interlocutores se van respondiendo con igual número de versos y similar contenido en sus intervenciones. La técnica es más propia del género bucólico y aparece únicamente aquí en la obra de Horacio. [Para los especialistas, cabría precisar que Horacio se inspiró muy probablemente en una composición de Catulo, la 45, donde aparece un contenido comparable y también una especie de diálogo entre dos amantes].<br /><br />Pues bien, en la primera intervención, Horacio y Lidia rememoran su amor dichoso; en la segunda intervención, ambos comentan que en la actualidad tienen nuevos amantes (él, a Cloe; ella, a Cálais); finalmente, en la tercera intervención el sujeto masculino propone retomar el amor, y ella acepta.<br /><br />He aquí el texto latino:<br /><br /><blockquote>Donec gratus eram tibi<br />nec quisquam potior bracchia candidae<br />cervici iuvenis dabat,<br />Persarum vigui rege beatior.<br /><br />«donec non alia magis<br />arsisti neque erat Lydia post Chloen,<br />multi Lydia nominis<br />Romana vigui clarior Ilia.»<br /><br />me nunc Thressa Chloe regit,<br />dulcis docta modos et citharae sciens,<br />pro qua non metuam mori,<br />si parcent animae fata superstiti.<br /><br />«me torret face mutua<br />Thurini Calais filius Ornyti,<br />pro quo bis patiar mori,<br />si parcent puero fata superstiti.»<br /><br />quid si prisca redit Venus<br />diductosque iugo cogit aeneo,<br />si flava excutitur Chloe<br />reiectaeque patet ianua Lydiae?<br /><br />«quamquam sidere pulcrior<br />ille est, tu levior cortice et inprobo<br />iracundior Hadria,<br />tecum vivere amem, tecum obeam lubens.»</blockquote><a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Fray_Luis_de_León">Fray Luis de León</a> (1527-1591), eximio poeta tanto en sus composiciones originales como en sus traducciones de los clásicos, vertió la Oda horaciana con gran elegancia y exactitud:<br /><br /><blockquote>HORACIO: Mientras que te agradava,<br />y mientras que ninguno, más dichoso,<br />los braços añudava<br />al blanco cuello hermoso,<br />más que el persiano rey fui venturoso.<br /><br />LYDIA: Y yo, mientras no amaste<br />a otra más que a mí, ni desdichada,<br />por Cloe me dexaste,<br />de todos alabada,<br />y más fui que la Ilia celebrada.<br /><br />HOR. A mí manda agora<br />la Cloe, que canta y toca dulcemente<br />la vigüela sonora;<br />y porque se acreciente<br />su vida, moriré yo alegremente.<br /><br />LY. Y yo con inflamado<br />amor a Calais quiero, y soy querida;<br />y si el benigno hado<br />le da más larga vida,<br />la mía daré yo por bien perdida.<br /><br />HOR. Mas, ¿qué, si torna al juego<br />Amor, y se torna a dar firme laçada;<br />si de mi puerta luego<br />la rubia Cloe apartada,<br />a Lydia queda abierta y libre entrada?<br /><br />LY. Aunque Calais hermoso<br />es más que el sol, y tú más bravo y fiero<br />que mar tempestuoso,<br />más que pluma ligero,<br />vivir quiero contigo y morir quiero.</blockquote>Por fin, como tercer estadio de la evolución poética del poema, Luis Alberto de Cuenca (Madrid, 1950), de quien ya cité <a href="http://tradicionclasica.blogspot.com/2006/07/tiempos-dficiles.html">otro poema en este blog</a>, compuso una “variación” o versión libre del poema de Horacio, con un estilo más sintético:<br /><br /><blockquote><strong>SOBRE UNA ODA DE HORACIO</strong><br /><br />- Mientras yo te gustaba<br />y no había rival que rodease<br />tu cuello con sus brazos,<br />fui feliz.<br /><br />- Cuando tú me querías<br />y no tenías ojos para otra,<br />y eras mi fiel esclavo,<br />fui feliz.<br /><br />- Es ahora mi dueña<br />una mujer más guapa y más simpática<br />que tú. Y tiene dinero.<br />Soy feliz.<br /><br />- No puede compararse<br />contigo el hombre con quien salgo ahora.<br />Joven, rico, apacible.<br />Soy feliz.<br /><br />- ¿Qué si yo te dijera:<br />ven, amor, torna al yugo que rompimos,<br />deja al imbécil ese,<br />vuelve a mí?<br /><br />- Aunque él es más hermoso<br />que el sol, y tú la sombra de una sombra,<br />a tu lado, mi vida, he<br />de morir.</blockquote>Yo estimo que no hay declaración de amor más plena y hermosa que la que dirige Lidia a Horacio en el último verso de la oda latina:<br /><br /><span style="font-size:130%;"><strong>tecum vivere amem, tecum obeam lubens<br /></strong>("contigo amaría vivir, contigo moriría gustosa.")</span>Gabriel Lagunahttp://www.blogger.com/profile/08360042468628385481noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-9141704.post-1153340126799962162006-07-19T21:28:00.000+02:002007-04-16T17:25:59.185+02:00Tiempos díficilesHa transcurrido bastante tiempo desde que publiqué mi última entrada en este blog. Quiero agradecer la fidelidad a los lectores que, a pesar de la ausencia prolongada, han visitado el blog para leer notas pasadas, e incluso han dejado comentarios invitándome a no dejar de alimentar la bitácora.<br /><br />En este intervalo ha habido de todo: dos viajes de importancia (uno a Huelva; el otro a Cáceres y a las Hurdes), una crisis personal anímica. Problemas, crisis, tristezas, alegrías, en confusa algarabía, y tanto en mí mismo como en el entorno próximo de familiares y amigos. Supongo que en eso consiste la vida, en esa mezcla de tristezas y de alegrías.<br /><br />Pero globalmente, y sin pretender dramatizar, creo que han sido <strong>tiempos difíciles</strong>. Uno sabe que atraviesa tiempos difíciles cuando, al levantarse por la mañana, visualiza el día que tiene por delante como una sucesión interminable y larga de horas (doce, más o menos; en verano más) que tiene que pasar y vivir durante ese día. <em>Tiempos difíciles</em>: no sé si se podrá denominar así a este lapsus cronológico pero, en todo caso, me gustaría recordar y copiar aquí un hermoso poema de Luis Alberto de Cuenca, con alguno de cuyos versos me he sentido a veces identificado, y que se titula precisamente con esta expresión:<br /><br />TIEMPOS DIFÍCILES<br /><br />Era todo tan triste y tan absurdo.<br />No vivías apenas. Te colgabas<br />de la pared de la melancolía<br />y veías pasas las lentas horas<br />que hacia nada conducen y hacia nunca.<br />Las mujeres te habían retirado<br />su protección, los dioses su asistencia<br />y la literatura su cobijo.<br />Fueron tiempos difíciles aquéllos.<br /><br />La juntura española “tiempos difíciles” traduce casi literalmente el sintagma latino <strong><em>tempora dura</em></strong>. La frase latina, traducida aún más literalmente al inglés, es la que usó el novelista inglés Charles Dickens para titular su famosa novela <em>Hard times</em>, publicada en 1854. De similar manera, Almudena Grandes tituló su novela <em>Los aires difíciles</em>, retomando una acuñación de Manuel Altolaguirre (<a href="http://tradicionclasica.blogspot.com/2005/07/los-aires-difciles.html">ya hablé de esto</a>). Pues bien, el sintagma latino <strong><em>tempora dura</em></strong> se documenta, al menos, en dos poetas latinos de época clásica, Propercio y Ovidio.<br /><br />Propercio, en su elegía 1.7, lamenta los “tiempos duros” (<em>tempora dura</em>) que le ha tocado vivir, sometido a la crueldad de su amada Cintia, en contraste con el amigo Póntico, que se dedica a la composición de una epopeya sobre el tema mítico de los Siete contra Tebas. No es de descartar que Luis Alberto de Cuenca pudiera haberse inspirado en este poema de Propercio.<br /><br />Dum tibi Cadmeae dicuntur, Pontice, Thebae<br />armaque fraternae tristia militiae,<br />atque, ita sim felix, primo contendis Homero<br />(sint modo fata tuis mollia carminibus),<br />nos, ut consuemus, nostros agitamus amores,<br />atque aliquid duram quaerimus in dominam;<br />nec tantum ingenio quantum servire dolori<br />cogor et aetatis <strong>tempora dura</strong> queri.<br />hic mihi conteritur vitae modus, haec mea famast,<br />hinc cupio nomen carminis ire mei.<br /><br />Mientras tú, Póntico, cantas las luchas fatales de la Tebas<br />de Cadmo y la guerra fratricida y –¡ojalá me sintiera feliz así!–<br />rivalizas con Homero, príncipe de los poetas<br />(siempre que los hados sean propicios a tus versos),<br />yo, como acostumbro, me dedico a mi poesía de amor<br />y busco algo con que doblegar a mi altiva dueña;<br />y se me obliga a ser esclavo no tanto de mi inspiración como de<br />mi dolor y a lamentar <strong>los días penosos</strong> de mi vida.<br />Así transcurre mi manera de vivir, así es mi renombre,<br />de esa forma deseo que se extienda la fama de mis versos.<br />(Trad. A. Ramírez de Verger)<br /><br />Ovidio, por su parte, en dos ocasiones denomina <strong><em>tempora dura</em></strong> a su período de exilio en Tomis, en conexión con el mal clima de su destino de destierro (<em>Tristia</em> 5.10.13, <em>Pónticas</em> 4.9.88). En la elegía de <em>Tristia</em> 5.10, en el tercer año de su destierro en Tomis, se queja de lo largo y difícil que se le hace el tiempo vivido en el destierro:<br /><br />Vt sumus in Ponto, ter frigore constitit Hister,<br />facta est Euxini dura ter unda maris.<br />At mihi iam uideor patria procul esse tot annis,<br />Dardana quot Graio Troia sub hoste fuit.<br />Stare putes, adeo procedunt tempora tarde,<br />et peragit lentis passibus annus iter. [...]<br />Scilicet in nobis rerum natura nouata est,<br />cumque meis curis omnia longa facit.<br />An peragunt solitos communia tempora motus,<br />stantque magis uitae <strong>tempora dura</strong> meae?<br /><br />Desde que estamos en el Ponto, tres veces se heló de frío el Danubio,<br />tres veces el agua del Ponto Euxino se ha solidificado.<br />Pero a mí se me hace que llevo ya lejos de la patria tantos años<br />como la dardania Troya permaneció asediada por el griego.<br />Se diría que el tiempo está paralizado: hasta tal punto transcurre lento,<br />y hasta tal punto el año recorre con pies morosos su camino.<br />Sin duda la naturaleza se ha renovado en mi perjuicio<br />y ha hecho todo largo, al igual que mis penas.<br />¿O es que los tiempos recorren sus fases acostumbradas para el común de los mortales,<br />y en cambio son más <strong>duros los tiempos</strong> de mi vida?<br /><br />Espero y deseo que mis lectores tengan unos tiempos más "blandos" que los de Propercio, Ovidio y Luis Alberto de Cuenca. Eso es algo que debe venir, en principio, propiciado por las vacaciones estivales.<br /><br /><em>Así que salud, latín y tiempos mejores para todos</em>.Gabriel Lagunahttp://www.blogger.com/profile/08360042468628385481noreply@blogger.com10