José María Gabriel y Galán (1870-1905)
El viernes pasado (1 de Abril) impartí una conferencia sobre el tema "La poesía de José María Gabriel y Galán", invitado por la dirección de la Biblioteca Maimónides (Biblioteca Central de la Universidad de Córdoba, en el Campus de Rabanales). El tema de la conferencia venía sugerido por el hecho de que en este año de tantas otras conmemoraciones se conmemora, también, el Primer Centenario de la muerte del poeta (1870-1905).
Yo iba con la intención de aportar razones para la actualidad de la poesía de Gabriel y Galán: la actitud bucólica de retiro al campo, el coloquialismo de su estilo y el recurso a la poesía de la experiencia. Pero sólo fueron 8 ó 9 personas de auditorio a la conferencia, mayormente los propios anfitriones (a los que les doy cordialmente las gracias desde aquí), así que, supongo, fui yo el quien al final quedó convencido de la escasa actualidad de Galán y del nulo interés que despierta. O quizá sea problema mío, que no tengo suficiente poder de convocatoria.
En cualquier caso, se puede leer una versión escrita y resumida de lo que dije en la conferencia:
aquí .
Y para regalo y solaz de mis lectores, copio a continuación un pasaje de Galán, un nostálgico y sentido encomio de la vida tradicional en el campo. El texto pertenece al poema "El ama", del libro Castellanas (1902), versos 65-96. Entronca con una tradición eclógica con referentes en Garcilaso y Fray Luis de Léon; y su fuente última es, creo, un texto latino: Virgilio, Geórgicas II, versos 483-540:
El alma se empapaba
en la solemne clásica grandeza
que llenaba los ámbitos abiertos
del cielo y de la tierra.
¡Qué plácido el ambiente,
qué tranquilo el paisaje, qué serena
la atmósfera azulada se extendía
por sobre el haz de la llanura inmensa!
La brisa de la tarde
meneaba, amorosa, la alameda,
los zarzales floridos del cercado,
los guindos de la vega,
las mieses de la hoja,
la copa verde de la encina vieja...
¡Monorrítmica música del llano,
qué grato tu sonar, qué dulce era!
La gaita del pastor en la colina
lloraba las tonadas de la tierra,
cargadas de dulzuras,
cargadas de monótonas tristezas,
y dentro del sentido
caían las cadencias,
como doradas gotas
de dulce miel que del panal fluyeran.
La vida era solemne;
puro y sereno el pensamiento era;
sosegado el sentir, como las brisas;
mudo y fuerte el amor, mansas las penas,
austeros los placeres,
raigadas las creencias,
sabroso el pan, reparador el sueño,
fácil el bien y pura la conciencia.
3 Comments:
Lamento no haber asistido a tu conferencia, Gabriel. Es que uno tiene tantas cosas... Gracias, en cualquier caso, por poner el texto a nuestra disposición.
No creas, aún hay sitios donde interesa, según parece.
Me alegro, aunque sea un poco tarde, de que exista fuera de nuestra Extremadura gente con la delicadeza suficiente como para conocer y hablar de nuestro querido poeta.
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